Angiomas; tumores benignos que afectan la estética

Un angioma se ve como una mancha roja (color sangre) en la superficie del órgano afectado, pudiendo adquirir diversas formas y, en base a ello, ser clasificado. Puede nacerse con ellos y desaparecer por sí solos con el paso del tiempo, aunque en algunos casos requieren tratamiento.
Un médico diría que un angioma es un tumor benigno de vasos sanguíneos, pero ¿qué quiere decir esto?. Quienes se desenvuelven en el área científica llaman «tumor» a un exceso en el número normal de células, en este caso las que configuran a los vasos sanguíneos. La denominación «benigno» significa que dicha multiplicación no invade a los órganos adyacentes como haría un tumor maligno (cáncer) destruyendo todo lo que encuentra a su paso.
Los angiomas pueden presentarse en cualquier lugar de la superficie de la piel, o bien en boca, nariz, vagina o ano y rara vez afectan huesos. Pueden estar presente en el momento del nacimiento o aparecer en las primeras semanas de vida.
La causa exacta de por qué se producen los angiomas no se conoce, pero gran porcentaje de pediatras señala que se deben a un defecto en el desarrollo de los vasos sanguíneos antes de nacer, el cual se podrá corregir con el paso del tiempo.
No existen evidencias de que sean secundarios a algún fenómeno durante el embarazo, como sufrir una gran impresión, heridas o tomar medicamentos; cabe destacar que no son hereditarios.
Se estima que este problema puede encontrarse en aproximadamente 8% de los niños durante su primer año de vida, pero solo 1% de ellos los tendrán al cumplir el segundo año, siendo muy rara su presencia en la edad adulta. Por lo general no representan peligro físico, pero sí pueden tener influencia negativa desde el punto de vista estético, sobre todo si están ubicados en zonas expuestas, como el rostro.
¿Qué tipos hay?
Existen diversas clasificaciones de los angiomas, ya que tanto angiólogos (especialista en la circulación sanguínea), como hematólogos (médico que estudia la sangre) toman en cuenta su color, tamaño y ubicación, entre otros criterios. Sin embargo, ambos coinciden en dos tipos comunes: planos, cuya marca se aprecia a ras de piel y suelen desparecer con el paso del tiempo; y profundos (hemangiomas), los cua-les sobresalen ligeramente del nivel normal de la piel y pueden permanecer durante meses o años. Entre los más comunes podemos mencionar:
Pico de cigüeña. El más frecuente entre los recién nacidos; no da problemas y desaparece en unos meses. Generalmente tiene color rojo intenso y se ubica detrás del cuello o en espalda, aunque a veces sangra y hay que tratarlo con láser.
Angioma fresa o tubero. Se localiza por lo regular en la cara, suele estar sobreele-vado y claramente definido con respecto a la superficie cutánea que lo rodea; su tamaño oscila entre 2 y 5 cm de diámetro, pudiendo llegar a ser más grandes ocasionalmente.
Angioma senil. También denominado en guinda, de color rojo brillante, suele presentarse en el tronco más que en otras parte del cuerpo. Es frecuente en personas mayores de 45 años.
Angioma en araña. Se caracteriza por un punto rojo central que se eleva de la superficie de la piel, del tamaño de la cabeza de un alfiler, a partir del cual se irradian pequeños vasos sanguíneos que dan la impresión de tela de araña color violeta. Se relaciona con sobreproducción de estróge-nos, por lo que resulta más común en mujeres.
Angioblastoma. Tumor generado en los vasos sanguíneos del sistema nervioso, pudiendo afectar a cerebelo (porción del cerebro localizada debajo de éste y encima del bulbo raquídeo), menin-ges (membranas que cubren al encéfalo y médula espinal) o médula espinal (sustancia amarilla que se encuentra en el interior de las vértebras, esencial en la emisión de se-ñales nerviosas para que haya movimiento).
Hemangioma cavernoso. Se localiza bajo el tejido celular subcutáneo formando pá-pulas (elevaciones pequeñas de la piel) que hacen relieve sobre el nivel normal; tiene color azul oscuro y no presenta márgenes definidos. Afecta a 1 de cada 3 recién nacidos prematuros y de bajo peso, siendo más frecuente en mujeres que en varones, en proporción de 5 a 1.
La vida del angioma cavernoso es similar al de tipo fresa, con un período de crecimiento, uno de estabilización y uno de regresión, pero en estos casos casi siempre es incompleta, debido a que la piel que cubre al angioma puede adoptar aspecto blanquecino, blando y colgante, pudiendo requerir cirugía para retirarlo.
Mancha de vino de oporto. Se trata de una malformación vascular (de los vasos sanguíneos) poco frecuente que se localiza en cara y cuello, desde donde puede extenderse a otras partes del cuerpo. Es de coloración roja azulada. La superficie generalmente es lisa, al mismo nivel que la piel que le rodea, y a lo largo de la vida la lesión puede crecer.
La mancha en vino de oporto no debe ser confundida con la llamada «mancha salmón», la cual consiste en una lesión vas-cular de coloración sonro-sada que suele observarse en niños recién nacidos (en frente, nariz y a un costado de la cara).
, que se hace más evidente con el llanto, lactancia y otros esfuerzos del niño.

Linfangiomas. Tipo de angioma que se forma por el cúmulo de vasos linfáticos inflamados. Es de color amarillento y es común en axilas e ingles de niños; se obtienen muy buenos resultados al aplicar electrocoagulación (se explica adelante).

Es importante mencionar que aproximadamente en 50% de los casos de angiomas al nacer y que desaparecen con el tiempo, regresan a la edad de 5 años, y el 70% a la edad de 7 años, aunque de un tamaño y tono que no representan problema estético que requiera tratamiento.

Soluciones
Si bien la mayoría de los angiomas desaparecen espontáneamente y no requieren terapia, hay algunos que querrán eliminarse, principalmente por motivos estéticos. Hace unas décadas se utilizaban tratamientos para disimular la lesión, como cirugía plástica, tatuaje, la simple aplicación de maquillaje o dermabrasión (mediante aparato especial que emplea cristales de hidróxido de aluminio o diamante, que giran a gran velocidad, logrando remover la capa superficial de la piel).

Desde hace aproximadamente 40 años los corticoides (derivados de la cortisona) constituyen la base de casi todos los tratamientos. Este medicamento cumple con el objetivo de reducir la inflamación de la piel, pero su empleo puede ser delicado. Otras opciones que ofrece la dermatología son:

Electrocoagulación. Técnica que consiste en tocar la lesión con una aguja que aplica una descarga eléctrica y destruye los vasos sanguíneos que forman el tumor.
Nitrógeno líquido. Este gas líquido se aplica a muy baja temperatura mediante un aerosol especial, logrando el mismo efecto que el método anterior, ya que congela y anula la lesión.
Láser. El rayo se dirige al capilar venoso seleccionado para que se aumente la temperatura de la sangre, que en milésimas de segundo se coagula y provoca que el tumor se desvanezca. Esta técnica corrige la lesión vascular y no afecta a tejidos y estructuras cercanos, por lo cual es recomendada incluso en niños de pocas semanas de edad.
Cuando alguna de estas lesiones aparece en un niño, los padres y el médico deben vigilarlo, ya que si se observase súbito crecimiento del mismo, con presencia de ulceración, infección, sangrado o alteración de las estructuras vecinas, será necesario un tratamiento para reducir su tamaño.