Actus Tragicus: Drama con piel de poliuretano

En 30 segundos el artista Folkert de Jong (Holanda, 1972) construye una lectura crítica del drama del ser humano: la maldad, la soledad, la crisis económica, la política y la condición de marioneta de la sociedad. Este medio minuto es el tiempo que tarda el poliuretano, material industrial que usa para sus esculturas, en solidificarse y tomar la forma de un molde.
Son piezas en gran formato que simulan figuras humanas, pero en un sentido irónico al drama humano; como si fueran marionetas de un “gran poder”. Luego de exhibirlas en Holanda y Luxemburgo, el conjunto de esculturas tituladas Actus Tragicus se exhibirán a partir de hoy en la galería Luis Adelantado.
En entrevista, De Jong explica que las esculturas, sostenidas del techo a manera de piñata, hacen una catarsis sicológica de los conflictos humanos, más allá de las carencias materiales y más en un sentido emotivo. Así las figuras simulan un arlequín, un vaquero, un payaso o un hombre de negocios que contradicen a sus propias expresiones de tristeza o imperfecciones en su textura.
“La idea viene de la vieja Europa, antes del cristianismo, donde se tenía la costumbre de hacer carnavales, de celebrar con máscaras; entonces siempre hay en la humanidad una atracción por el ritual y aquí estas piezas no representan gente, son símbolos del drama humano en un ritual para deshacerse de los malos espíritus”.
Entonces la sala de la galería se convierte en un escenario de marionetas, y De Jong en el controlador de sus expresiones. “Mi padre era titiritero y justo me veo como un titiritero, uso las marionetas como una manera de tener control del espacio, de la obra”, recalca el artista, cuyas esculturas pertenecen a colecciones como la del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, el Museo de Bellas Artes de Montreal y la Saatchi Collection London.
Es a partir del color que De Jong juega con la idea de carnaval al cubrirlas de tonos vivos, atractivos a la vista. Pero por detrás, las piezas no tienen matiz más que el natural del poliuretano, y con ello hace referencia a la doble moral de las personas que se presentan felices y satisfechos por fuera, pero hay maldad en su interior.
Cuestiona también sobre el poder y la religión, la vida y la muerte, la bondad y la maldad que en sus esculturas representa con formas grotescas y más grandes de lo normal, y con objetos cotidianos como una llanta de coche o las botas de un vaquero.También hay referencias a personajes históricos como el rostro del presidente estadunidense Abraham Lincoln para hablar del lado oscuro de la naturaleza humana; aunque las caras no son explícitas para dejar la interpretación al público, pero sí son más grandes en proporción.
Quien recibió el Premio di Roma en 2003 y el Thiem Art en 2004 usa el poliuretano por el dinamismo que ofrece a la obra, y a la vez como una crítica de lo “bello” en el arte, pues con un material dañino crea piezas estéticas. Recoge de la calle, explica, objetos cotidianos o también usa sus propios desechos como sus tenis viejos de los que hace moldes para verter el químico.
Contiguo a estas figuras, De Jong expone una serie de esculturas en bronce para también cuestionar la maldad del hombre, pero éstas se caracterizan por el material el cual aparenta cierta perfección. “El bronce se usa para las esculturas de monumentos históricos, y se presentan como piezas bellas, aquí hago un juego irónico entre el material bello y las formas”.
Para De Jong las esculturas permiten una lectura tridimensional de la realidad; contienen referentes históricos y actuales para entender el contexto: “Tal vez la gente mirando los objetos salga de aquí y vea con otra mirada el mundo real, les haga un sentido y cambien su visión”.
Textiles de familia
Dimensionar la línea entre las artes aplicadas y las bellas artes es el leitmotiv de Delphine Courtillot (París, 1972) quien utiliza el textil como soporte para la pintura abstracta. “Me parece importante esta separación que desde viejos tiempos se hace del arte, y que se decía que las mujeres debían trabajar solo las artes aplicadas”, advierte.
Bajo este concepto, la artista presenta Estudio familiar, una instalación de diferentes textiles con forma de huipil que usó como lienzos para sus composiciones, desde trazos geométricos, otros con referencia a la naturaleza y, la mayoría, abstractos.
El proyecto, señala, también cuestiona la producción en masa de objetos artesanales, como el mismo huipil, y así la pérdida de su valor estético. “Trato de hacer conciencia también en la producción de las piezas únicas, de conservar esa tradición de la manufactura a mano”, añade quien exhibe por primera vez en México.
La instalación responde a los intereses de Courtillot quien, más allá de las divisiones entre el arte aplicado y las bellas artes, plantea una estética cotidiana; que el objeto producido por un artista ofrezca un uso a la gente sin llegar a ser diseño; por ejemplo, los collares de barro seco que adornan los huipiles y desafían su estatus funcional.