México pierde cultivos por falta de polinizadores

Pesan alrededor de 200 miligramos y miden aproximadamente 15 milímetros, pero forman parte del ejército de polinizado-res que aporta más de 200 mil millones de dólares al año a la agricultura mundial.
Las abejas constituyen la especie más importante, entre los diferentes insectos, aves y otros animales que cumplen esta función, sin embargo en los últimos 20 años se ha notado una reducción considerable de poblaciones y especies.
Según cifras del Departamento de Agricultura de EU, las poblaciones de abejas descendieron 35% el año pasado, considerado el más caluroso en más de un siglo, según datos de la NASA.
Además de las abejas, entre las aves y los mamíferos polinizadores de todo el mundo, la FAO hace un recuento de especies en peligro de extinción donde enumera por lo menos 45 especies de murciélagos, 36 especies de mamíferos no voladores, 26 especies de colibríes, 7 especies de nectarínidos y 70 especies de paserinos.
Pese a su nutrida aportación a la economía mundial al mejorar la calidad nutrimental de frutos y semillas, «los polinizadores siguen siendo subestimados por las políticas internacionales, lo que es particularmente alarmante en tiempos donde se pretende una intensificación de las prácticas agrícolas y estas se enfrentan a la disminución evidente de los servicios de polinización», señala en un reciente estudio la Real Sociedad de Londres, la más antigua sociedad científica de Reino Unido reconocida a nivel mundial por sus estudios en ciencias naturales.
No se trata de una apreciación a distancia. Durante más de una década esta institución ha mantenido de manera recurrente estudios en más de 100 países de todos los continentes con diferentes observaciones sobre las aportaciones de los polinizadores en especies específicas.
Las investigaciones demuestran que mediante el trabajo de los vectores bióticos (animales), en comparación a la polinización realizada por otras vías, que se obtienen frutos que alcanzan grados superiores por su calidad y cantidad.
Según un informe al respecto del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), coordinado por el doctor Mauricio Quesada, en México se han identificado 345 especies de especies de plantas comestibles aprovechadas, de las cuales 240 dependen de los polinizadores.
Este mismo estudio prevee que para el 2050 el 58% de las especies polinizadoras en México presenten una disminución en su área de distribución que se traducirá en menor producción agrícola.
Para el doctor Alberto Búrquez, del Instituto de Ecología de la UNAM, Unidad Hermosillo, «hay una controversia respecto a la proporción de los cultivos que requieren de manera obligada los servicios de polinización, pero a nivel mundial se calcula que entre uno y dos tercios de los cultivos, cuyos productos comemos todos los días, tienen que ser polinizados por organismos de este tipo, principalmente insectos», señala y apunta que al no realizarse esta tarea con las poblaciones adecuadas se tiene que invertir un costo adicional.
La FAO señala que el declive en el servicio ecosistémico de polinización afecta más la producción de cultivos en países en vías de desarrollo en los que no tan fácilmente se pueden sustituir el servicio gratuito de polinizadores silvestres.
Búrquez comenta que el efecto de los polinizadores es más claro al ser traducido por su efecto económico.
«En la producción de zarzamoras en Alabama se estima que una sola abeja en la época pico de producción efectúa la polinización del equivalente a 75 dólares del producto».
El investigador explica que EU tiene más de cincuenta especies de polinizadores clasificados en peligro y las abejas silvestres han disminuido a una cuarta parte sus poblaciones originales desde hace veinte años con consecuencias inmediatas en los costos de frutos y vegetales.
En nuestro país la historia se cuenta en términos similares. «La producción de jitomate en Sinaloa depende de muchas especies de polinizadores naturales. Lo mismo se aplica a muchos cultivos de carácter hortícola, productos generalmente de exportación», señala.
«Las abejas nativas en las regiones de las montañas tropicales tienen servicios muy específicos y valiosos en productos como el café», comenta y agrega que lo mismo sucede con el cultivo del cacao, así como con el aguacate. En este último se requieren grandes poblaciones de polinizadores, ya que sus árboles tienen una floración constante, incluso por meses, donde cambian de etapa femenina a masculina a lo largo del día.
Para el especialista del Instituto de Ecología de la UNAM, las principales causas de la baja de poblaciones de especies polinizadoras en todo el mundo están ligadas a fenómenos sujetos al cambio global, como el uso de pesticidas en los cultivos, así como el calentamiento del planeta.
Este último fenómeno se hace evidente en el desfase de los ciclos de crecimiento de las plantas que adelantan sus periodos reproductivos ante la tardía aparición de las especies polinizadoras.
Según Búrquez se han realizado muchas investigaciones para ver los efectos causales del llamado síndrome o trastorno del colapso de las colmenas y se ha encontrado que un grupo muy particular de insecticidas como los neonicotinoides, desarrollado por empresas como Bayer, tiene efectos devastadores en las colmenas.
Este tipo de productos hacen a las abejas más susceptibles a patógenos como el letal parasito Nosema apis.
«Muchos insecticidas basados en neonicotinoides se venden al público y no hay etiqueta que alerte sobre su efecto. Sociedades ecologistas en todo el mundo luchan arduamente para lograr que no se vendan estos productos que inciden en la producción de miel y en los servicios ecosistémicos de polinización», comenta.
Búrquez señala que el trabajo de estas especies no sólo redunda en la industria agrícola, sino que también tiene que ver con la conservación de flora.
«México es un país megadiverso con gran cantidad de ecosistemas y consecuentemente tiene muchos polinizadores asociados a especies específicas. Las abejas son muy importantes, pero hay otros grupos muy atractivos, como diversos tipos de colibríes, escarabajos y mariposas, como las de vuelo nocturno de la familia Sphingidae que polinizan gran cantidad de especies de las zonas áridas, como magueyes y cactáceas columnares».

El especialista agrega que otros animales de vital importancia en este tipo de ecosistemas son los murciélagos. México es un centro de diversificación de cactáceas y una gran parte son polinizados por murciélagos y dispersados al comerse frutos como las pitayas, tal como lo hace el llamado magueyero, especie que ha logrado recuperar sus poblaciones en nuestro país.

Alternativas a la crisis

El especialista señala que para tratar de revertir esta crisis se tiene que legislar sobre el uso de insecticidas en general y en particular sobre los neonicotinoides.

«Estamos en manos de compañías transnacionales cuyo único interés es vender productos. Es necesario reducir el nivel de pesticidas. Como ciudadano dejar de comprar este tipo de productos no es una contribución pequeña, tal como el hecho de fortalecer jardínes urbanos».
«Otra parte muy importante en este proceso es empezar a tener una agricultura más sustentable, donde podamos empezar a producir alimentos de una manera menos industrializada», señala Búrquez y subraya que es necesario orientar las políticas nacionales en una dirección más amigable con el medio ambiente.

«El hecho de empujar la productividad sólo de manera industrial tiene un costo muy alto porque requiere de grandes consumos de energía y materia, cosa que no sucede cuando se elaboran planes con empresas más pequeñas», señala y agrega que además los tipos de producción más orgánica finalmente tienen mejores resultados en el mercado, pero sin acabar con las pequeñas especies que se encargan de darle vida a ese producto.