Cuando la contaminación se obvia

A principios de los ochentas, la contaminación ambiental en la Ciudad de México era tan evidente en los cielos, que incluso reportes de noticieros y de la prensa escrita notificaban de la muerte de aves.
En aquel entonces, los capitalinos iniciábamos nuestro día con el reporte del índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) y el mismo era un tema toral de nuestra vida cotidiana.
Al IMECA se asociaban decenas de malestares de los habitantes en la Ciudad de México e incluso se advertía de limitar actividades al aire libre por el riesgo de malestares y enfermedades asociadas a la contaminación ambiental.
Una vez que las estadísticas arrojaron largos periodos en torno a la mala calidad del aire en la ciudad capital, e incluso en otras ciudades del país, lo siguiente fue tomar medidas para reducir los niveles de diversos elementos contaminantes que día a día generaban riesgos en torno a la salud pública.
El Hoy no Circula fue el primer programa de gran impacto para los capitalinos. Empezó la restricción a nuestro libre uso en del vehículo particular, pero la compra de un segundo o hasta más automóviles particulares por unidad familiar, agravaron el problema.
A lo largo de tres décadas, gobiernos locales y hasta instancias federales, han tratado de implementar medidas con costos inmediatos para del transporte público y particular; así como la operación industrial y hasta en cuestión de realización de obras al aire libre.
Pero han olvidado hacer la revisión de la contaminación energética que la modernidad en sistemas y aparatos de comunicación han generado. Está comprobado que un edificio ya sea de oficinas o habitacional, genera grandes importantes niveles de polución.
Para no ir más lejos, más allá de los esfuerzos, reconocimientos y condecoraciones que se hagan a los jefes de Gobierno del Distrito Federal y sus subalternos, el hecho es que la contaminación atmosférica sigue siendo un riesgo sanitario a considerar y no obviar.
Las enfermedades respiratorias que hoy en día minan nuestra salud y calidad de vida, no son causadas en primera instancia por bajas temperaturas, eso, dicen especialistas, es un mito. Lo que nos está restando salud en términos de vías respiratorias, es la mala calidad del aire que inhalamos y es un dato que hoy en día obviamos.
Claro que hay reportes de IMECAS por hora que pueden ser consultados incluso en línea, pero depende más de una opción particular que de un programa de alerta gubernamental.
Acta Divina… Durante la 5ª Cumbre Bianual de Alcaldes del Grupo C40, que se realizó a en la Ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica en febrero de 2014, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, señaló su preocupación y ocupación sobre el monitoreo y combate al cambio climático, que en coordinación con el Instituto Mario Molina, realiza la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad.
Para advertir… ¿A cuántos de nosotros la mala calidad del aire nos tiene en jaque?.