Andrew Garfield, inspirado por la realidad

Sin la máscara del Hombre Araña y con una barba crecida, Andrew Garfield nos recibe bastante serio para nuestra entrevista. Será la hora de la mañana, la falta de un guión o la seriedad de la película 99 Homes. Lo cierto es que así es él sin el traje de superhéroe.
– ¿Al comparar los efectos especiales de las grandes producciones con las películas independientes, el trabajo como actor sigue siendo el mismo o cambia cuando hay en juego más millones de dólares?
– No, es todo lo mismo. Cada momento es tan importante como el último y el próximo. Yo pongo todos mis trabajos en el mismo plato. No hay diferencias en lo que se refiere a mi pasión, porque si no, no podría ir a trabajar. Podría, pero se enfermaría mi alma.
– ¿Las cintas de El Hombre Araña cambiaron el estilo de cintas que buscas hoy?
– Podrá ser una sorpresa escucharlo, pero yo quería ser el Hombre Araña desde que tenía tres años. Y cumplir esa fantasía es tan vital como la próxima película. Trato de no pensar demasiado sobre el camino que debería tomar o donde se supone que debería estar. Trato de hacerle caso a esa voz tan tranquila que todavía mantengo en mi mente.
– ¿Cuál dirías que es la lección más importante que aprendiste del mundo de las súper producciones?
– Aprendí muchísimo con las películas de El Hombre Araña. Ni siquiera dormí con la primera. De verdad, tomé la responsabilidad al máximo.
Traté de dar todo lo que estaba a mi alcance, cada día. Incluso aquellos en que sentía que no podía conseguir el nivel emocional que yo quería o no podía llegar al lugar que quería llegar físicamente.
– ¿Y el hecho de tener un muñeco en las jugueterías con tu imagen?
– Trato de no mirar (risas), pero cuando los vi por primera vez en una juguetería cuando estaba de compras con mis sobrinos, necesité media hora para absorberlo. Fue una cura de humildad, una verdadera cura, pero no es algo con lo que me identifico. No se siente real. No sentí que fuera yo, pero se vio bien. Así de simple. Puede sonar extraño, pero no significa nada.
Es un traje. Los niños quieren comprar el juguete del Hombre Araña sólo cuando tiene la máscara puesta. Sí, la gente tiene a Peter Parker, pero no tiene nada que ver con el actor que interpreta el personaje.
Tiene que ver con la naturaleza de Peter, de ser una persona normal, que El Hombre Araña también sea una persona normal.
Eso es lo emocionante. Y el hecho de tratar de encarnarlo y darle vida para que los vean los niños de cinco o seis años, es un honor. Aunque tiene un fuerte acento británico, Andrew Garfield nació en Los Ángeles, el 20 de agosto de 1983. “A los tres años me fui a vivir con mi familia a Inglaterra, justo en la misma época en que mamá me había cocido mi primer traje de Spider-Man. Lo había hecho a mano”, contó. En la adolescencia soñaba con ser gimnasta y él mismo lo recuerda: “Tenía 11 años cuando tomé conciencia que no quería tener sobrepeso, como si fuera mi propio trabajador social”. También pensó en dedicarse a la natación, porque su padre era un entrenador profesional “Y también jugué al rugby, pero no era muy bueno”. “Las clases de actuación aparecieron como una forma de convertirme en un animal diferente, porque justamente, en las primeras lecciones tenía que hacer un estudio de animales con la idea de utilizar uno como la base de un personaje, como Robert De Niro, quien usó un cangrejo para su personaje de Taxi Driver.”
Todavía estaba en la escuela secundaria, cuando Andrew subió por primera vez al escenario. Y a los 19 años entró en el Central School of Speech and Drama. En 2005 debutó en televisión, con una serie británica para adolescentes llamada Sugar Rush y apareció en la famosa serie de Doctor Who.
Los primeros golpes de fama internacional, fueron con la película Social Network sobre el comienzo de Facebook, justo el mismo año que también lo contrataron para la nueva serie de películas de Spider-Man. Y muy lejos del estilo de cine al que siempre estuvo acostumbrado, Andrew vuelve a sus raíces con la película 99 Homes, que pasó por los festivales Venecia y Toronto.
– ¿Cuando vas a un festival de cine como Toronto o Venecia te queda tiempo para ver otras películas o disfrutar la ciudad como un turista?
– Sí, cuando fui al festival de Toronto llegué un día antes y vi la película de mi amigo Eddie Redmayne, The Theory of Everything que me pareció maravillosa. La vi porque siempre apoyo a mis amigos. – ¿Llevas a tus amigos a ver tus películas? Emma Stone estaba en Toronto. ¿La llevaste a ver 99 Homes?
– No sabía que ella estaba en Canadá.
– Pero la vimos entrar a uno de los hoteles.
– (Se pone serio) Mejor hablemos después de ese tema…
– ¿La barba es por algún personaje o por vacaciones?
– La barba es una barba. A lo mejor sea para un nuevo personaje, puede ser, pero de nuevo, de esos temas hablemos en otro momento.
Con una barba parecida (menos crecida), Andrew Garfield protagoniza con Laura Dern la película 99 Homes.
sobre un padre que tiene problemas en volver a la casa donde su familia fue desalojada durante la época de la crisis inmobiliaria. Y con la ficción de la dramática historia, la película muestra una verdadera realidad de la economía en Estados Unidos.

– ¿Durante la investigación de la crisis de hipotecas en Estados Unidos, encontraste alguna historia que te ayudara a desarrollar tu personaje?

– No tuve una sola, tenía varias o demasiadas. Mucha gente sufrió la indignidad emocional de alguien que desde muy lejos sólo le importaban las cifras de un papel llamado hipoteca. Todas las historias tenían la misma versión de estrés. Es muy difícil hablar del tema porque sigue pasando ahora, mientras estamos hablando. La gente con la que hablé todavía se está recuperando, todavía está buscando el camino de vuelta a sus casas. Había demasiadas historias reales. Y tuve la extraña suerte de haber podido inspirar mi personaje con historias que pasaron incluso dentro de mi propia familia. Sí, el tema tocó directamente a mi familia y para mí, es lo primero que me chocó cuando leí las primeras 30 páginas del guión.

– ¿Cómo fue que te ofrecieron esta película?

– El director Ramin Bahrani se me acercó por un amigo en común, el productor Kevin Toruen. Tuvimos una reunión donde nos conectamos enseguida, en Tribeca, comiendo un asado en medio de su cumpleaños y el Año Nuevo de Irán. Ramin me presentó una copia del guión que leí esa misma noche y antes de llegar a la mitad, justo cuando desalojan a la familia, sentí que tenía que hacer la película, sin importar lo que decía el resto de la historia. Así fue como me la ofrecieron. Me pareció una historia universal.

– ¿Y la historia donde sugerías que en la próxima película de El Hombre Araña, Peter Parker va a tener novio?

– Esa fue una pregunta filosófica que me plantearon sobre cierto prejuicio. Obviamente, sueño con el momento en que la orientación sexual o el color de la piel sea apenas un hilo de la tela del cuerpo humano y todos los hombres y mujeres sean tratados igual. Sería ilógico que en la tercera película (de Spider-Man) yo diga “¿Sabes qué? Me parece que me gustan los hombres”. No puede funcionar. Eso, está claro. Fue más que nada una pregunta filosófica. El Hombre Araña es capaz de poner en peligro su vida por todos, sean negros, blancos, chinos, homosexuales, heterosexuales, lesbianas, bisexuales. No distingue los colores. No distingue la orientación sexual y eso es lo que siempre representó para mí. Él representa al desvalido y marginales, aquellos que sobresalen en contra de los prejuicios, algo que no puede entender lo suficiente al ser un hombre blanco heterosexual de clase media.

Cuando Stan Lee creó y escribió la historia de este personaje, el marginado era el genio de las computadoras, él nunca conseguía una mujer. Y esas personas hoy son las que controlan el mundo. ¿Qué tan marginal puede ser hoy la versión de Peter Parker? Esa es mi pregunta. A mí me encanta alguien así que protege al que necesita protección. Y entre los adolescentes de hoy, hay toda clase de historias terribles sobre jóvenes homosexuales y mujeres que no se sienten aceptados por la sociedad y en muchos casos incluso intentan suicidarse. ¿Quién más puede destacarse por algo más importante que ellos mismos? La igualdad para todos es necesaria… y mi punto es que todos, somos iguales.