Precandidatos y trampas para idiotas

Cuando el Instituto Lovenstein, de Scranton, Pensilvania, publicó el estudio que realizaron sus técnicos a las capacidades mentales del Presidente de EU, George W. Bush, se encendieron todas las señales de alarma en el mundo.
Los científicos del Instituto mencionado descubrieron que, a partir del análisis del pobre lenguaje materno (seis mil palabras, más o menos) que utilizaba este sujeto para ir por la vida, su falta de acercamiento a los libros de texto o recreación y el escaso dominio del idioma, se podía descubrir la imagen de un descerebrado, un tipo de cuidado.
En toda la historia estadounidense del siglo XX, el chico Bush se destacaba entre sus pares por ocupar el último lugar en la escala de capacidad de raciocinio e inteligencia, al fondo de una lista que abarcaba a todos los presidentes, desde Roosevelt para acá.
Mientras la medida normal de los coeficientes intelectuales de los mandatarios demócratas y republicanos, oscilaba en rangos de 130 a 160 (el más equipado, Richard Nixon), el inútil descerebrado Bush junior registraba un peligroso y cataclísmico 89.
Cuando se dio a conocer el estudio, en México lo asumimos con una gran tolerancia y mejor paciencia, toda vez que no teníamos autoridad moral para juzgar el tema, ya que al frente de todas las instituciones y el honor nacional, padecíamos al deslenguado señor de las botas.
Si en México se hubiera aplicado tal examen, en aras de la transparencia y el derecho a la información tan pregonados en ese sexenio, quién sabe qué vergüenza hubiéramos pasado, pues Vicente Fox? adelantaba por varios cuerpos al junior que quebró la empresa petrolera «Arbusto, Inc.», montada por su papi.
Please! Fragile! Handle whit care!, parecía ser la consigna para proteger todo lo que tocó el Presidente idiota, desde el autoatentado a las Torres Gemelas, su relación comercial con la familia Bin Laden, hasta el cuento de las armas químicas y su infame invasión a Irak.
En muchos episodios de nuestras vidas, todavía padecemos las exigencias idiotas de esas medidas draconianas de «seguridad» y delación que nos enfrentaron a las familias y a los hermanos. Las famosas pruebas de control de confianza, otra trampa del desempleo, son una rémora insufrible.
Ni qué decir de los controles que hay que padecer para abordar un avión, en cualquier aeródromo del mundo.
Con todo y eso, nos salió muy barato. Actualmente, aquí, para medir la capacidad cerebral de la clase «política» en el poder, no encontraríamos ni los aparatos sofisticados, ni el protocolo suficiente aplicable a los jerarcas, quienes con toda seguridad reventarían todas las previsiones.
En los rubros negativos para la vida, la salud, la alimentación, el agua, la vivienda y en general, en los mínimos aceptables de bienestar, siempre tratamos de ocupar los primeros lugares, haya o no competencia.? Somos la cereza del pastel. Ahora, con los que están en el poder, todavía más.
La realidad ha demostrado que ser idiota, en México, no es un obstáculo para triunfar en los negocios, en la política o en la sociedad. Es más, existen sobrados ejemplos de personajes que no sólo lo son, sino que complementan tal «atributo» personal con fantasiosos conocimientos de sortilegios.
La Magia y el Conductor Weberiano
A qué artilugios podemos atribuir el nuevo argumento de que la violencia en Guerrero y otros estados ha sido provocada por los conflictos entre las mafias internacionales que buscan el codiciado uranio de las minas de Guerrero?
¿No se trata de desviar la atención? Pues, hasta donde conocemos de la historia pasada y reciente, lo propio de nuestro glorioso instituto armado es la mota, los alucinógenos y la amapola, todo lo que tenga que ver con «quemarle las patas a Judas».
Lo suyo es la vigilancia del trasiego y las actividades conexas. Ha sido así desde que el mundo es mundo. La cucaracha, emblemática para designar a los «verdes» marihuanos fue puesta de moda, desde la época de Huerta, cuando el felón Victoriano andaba tan «cruzado» que un diputado a la mano le tenía que leer el informe presidencial.
¿Desde cuándo, pues, el instituto armado tiene que ver con el trasiego sofisticado de minerales extractivos de alta potencialidad atómica? Eso solo sucedía en las películas de John Frankenheimer sobre los días de la guerra fría en el Pentágono. ¡A otro perro con ese hueso!
¿Qué conjuros se hicieron convergentes para que ciento treinta millones de «ahorros» del Tribunal Superior de Justicia del DF se «invirtieran» en Ficrea y desaparecieran por ese mismo hecho, igual que los ahorros de miles de incautos sorprendidos por una pirámide monetaria encubierta y solapada por los chichimecas de la SHCP, la CNBV y la Condusef?
¿A quién atribuirle el éxito de esa operación fraudulenta? ¿Al impúdico ?presidente de ese tribunal, Edgar Elías Azar, especialista en desapariciones gangsteriles de los patrimonios inmobiliarios?
¿Cómo no recordar las operaciones fraudulentas de este mercachifle, cuando se desempeñaba como Tesorero del gobierno de Guerrero y «desapareció» los terrenos turísticos de Punta Diamante para quedarse con muchos, obsequiar otros a Diego Fernández de Ceballos, y así agradecerle algunos «favores» al litigante?
¿Dónde esconder la humillación de Miguel Ángel Mancera, quien ha sido víctima por sus 14 delegados amarillos que han renunciado al latrocinio cotidiano y permitido para buscar la impunidad de las cámaras, abandonando con sorna sus obligaciones y a los que votaron por ellos? Todos fuimos testigos de su argumentación. A la pregunta de los reporteros consistente en ¿por qué permitía tamaña «deserción»?, contestó: es que si se quedan, no cumplen con los términos electorales. ¡No se le preguntaba eso!
Hay que asomarse a la obra de Max Weber, para distinguir entre los (falsos) profetas, los príncipes guerreros y los conductores plebiscitados, ¿no cree usted?
Higa, la Constructora –y Destructora– Presidencial
Si los hubo alguna vez, desaparecieron los asegunes y pruritos de la famosa Secretaría de la Función Pública al decretar que oootra vez (!) puede participar la empresa ya presidencial, Higa, ¡en las «licitaciones» del tren rápido a Querétaro!
A ese ritmo, entenderemos que el haberse «desaparecido» momentáneamente del proyecto Chicoasén de 5 mil millones de dólares, fue un acto de Fu Manchú donde se utilizaron empresas fantasma, de los mismos dueños, para esquivar el requisito de opinión pública.
Entendemos también que Higa continuará al frente del mega-acueducto del Pánuco a Monterrey, cuyo costo ya se «disparó» inexplicablemente al doble de lo programado, al ritmo de los actos de magia de los bongoseros del régimen.
Es entendible. El costo de la obra del mega-acueducto equivale al veinte por ciento del total de inversión extranjera que dicen los Atracomulcas ingresará por la explotación petrolera en los próximos diez años. ¡Negocio redondo!
Videgaray, un Veneno que EPN Bebe Lentamente
¿La decisión de no cambiar a ningún descerebrado del gabinete es producto del orgullo –no aceptar que se equivocó el de La Banda? ¿O tal vez obedece a una cuestión genética? ¿Ya no tienen otros que los sustituyan?
Porque mantener, por ejemplo, a Videgaray en el cargo es un suicidio. Un veneno que Enrique Peña bebe lentamente.
Y ahí está el rey de los misterios en esta danza macabra es el que se refiere a la «desaparición» inexplicable de dos billones de pesos que nadie sabe dónde están. Con el pretexto de esperar el éxito de las «estructurales», el Virrey Videgaray mandó sustraerlos de la circulación..