La Sala Nezahualcóyotl bailó con la Santanera

Gócelo, disfrútelo, baílelo!”. Nomás se escuchó la invitación y los pasillos de la Sala Nezahualcóyotl se convirtieron en pista de baile, y sus danzarines de ocasión armaron fiesta en el recinto universitario al ritmo jacarandoso de la Sonora Santanera, acompañada por primera vez de la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM)
Entonces la solemnidad que envuelve los conciertos de la OFUNAM se rompió pronto cuando uno de los tres vocalistas de la Sonora Santanera convidó a los más de dos mil 600 espectadores a levantarse de sus butacas y disfrutar del concierto organizado por el Instituto Nacional de Cancerología y la UNAM a favor de la campaña Un minuto contra el cáncer.
“La naturaleza de la música de la Santanera es de baile, queremos que así lo gocen”, recalcó el vocalista cuando al menos las primeras diez parejas tomadas de la mano esperaban la siguiente canción, y poco a poco se sumaron bailaries para sacarle brillo a la pista improvisada la noche del sábado, en el primero de dos conciertos que ofrecieron.
Así arrancó la segunda parte del espectáculo. Era cuestión de tiempo para que se abandonaran los asientos, pues durante los primeros 50 minutos las emblemáticas canciones La boa, Perfume de gardenias y Musita ya hacían mover los pies; no sólo del público sino, incluso, de uno de los tres trombonistas de la OFUNAM, quien bailó todo el concierto, y también de los violinistas que de vez en vez se levantaron de su silla sin soltar su instrumento. Fue la primera parte del concierto cuando las parejas trataban de contenerse y expresar su gusto con aplausos y ovaciones, sobre todo cuando la OFUNAM interpretaba fragmentos de las melodías con arreglos del músico costarricense Bernardo Quesada.
Durante este primer fragmento interpretaron Mi adiós, El mudo, Estoy pensando en ti, Hilos de plata, Pequeño y Mi razón; canciones que hacen un recorrido por las seis décadas de vida de la Sonora Santanera, que precisamente con este concierto inició la celebración por el 60 aniversario que cumple el 26 de abril próximo.
Con el ánimo de festejo, las melodías Sombrita de cocales,Congoja, Urge y Bómboro quiñá quiñá provocaron también un coro de más de dos mil voces, sobre todo de quienes ocupaban las butacas de la parte alta y no podían bailar. Optaron, pues, por cantar, y entre ellos el rector de la UNAM, José Narro, quien celebró también con sonrisas y aplausos el concierto antes de aprovechar el intermedio para salir de la sala.
Amor de cabaret y ¿Dónde estas Yolanda? –durante el segundo fragmento– fueron las canciones más ovacionadas, y las parejas ya no regresaban a sus asientos por las ansias de continuar el bailongo. Entonces las orquestas repitieron La boa y Perfume de gardenias, luego de pasar lista a los integrantes fallecidos de la Sonora Santanera, a manera de homenaje.
En medio de la fiesta ya no importaba si la gente sacaba el celular para tomar fotos, con todo y flash, o si videogrababan el concierto como lo hizo un adolescente, a pesar de que al inicio se anunció que estaba prohibido. El ambiente era de fiesta, y la porra universitaria le dio fin: Goooya, Goooya…