El Gran Engaño de Los Toluquitas

Corifeos, palafreneros, testaferros, foristas de la TV y lambiscones de La Pandilla de estultos que nos “gobiernan”, se llenan todos los días la boca con la palabra “República” y se excusan de los errores cometidos, echándole la culpa de este desaguisado de país a la “desigualdad” imperante.
Es demasiado light el calificativo “desigual” para asumirlo como el vocablo que, en última instancia, nos culpa a todos de lo que está pasando. México es hoy un país sumergido en la mayor desolación imaginable, en la que la “desigualdad” sólo es el atributo más amable de nuestra condición ya desesperada.
El concepto “desigualdad” no sólo no explica el fenómeno —porque unos son incomprensiblemente más iguales que–, sino porque la abismal diferencia con “los otros” configura un país de castas privilegiadas e impunes, frente a un país del infelizaje profundo.
México es un terreno “gobernado” por La Pandilla más corrupta, inclemente y avorazada de que tengamos memoria. Una piara de indecentes y necios; soberbios y patanes, que impone la ley de la selva y la miseria para aplicarla al 93% de su desgraciada población.
En la punta de la pirámide de esta desgracia humana, roba a placer un grupito de mentecatos y mamarrachos ungidos por el priismo despistado, que no representan ni al .001% de los mexicanos. Es una Pandilla de salvajes ignorantes que no saben para quién trabajan, ni qué están haciendo.
Al horrísono, somos un país en donde casi ningún habitante tiene asegurado un lugar en el mundo. Sin identidad ni pertenencia. Despojados de sus valores morales, principios, objetivos civiles, sin brújula de su pasado, presente o futuro.
Por muchas décadas nos inculcaron que ya habíamos encontrado nuestro ángulo de tiro, nuestra posición, aquello que nos identificaba frente al mundo?. Nos hicieron entender, a base de engaños publicitarios, que éramos los forjadores de “la primera revolución social del siglo XX”.
Luego, nos inocularon que éramos el país ?más avanzado de Latinoamérica; que liderábamos las revoluciones triunfantes del tercer mundo; que éramos cabeza en la batalla contra la pobreza; que fuera de México todo era Cuautitlán.
Que representábamos la encarnación misma de la lucha por la estabilidad y el desarrollo, primer productor de plata, de productos petroleros y agropecuarios, sin parangón en el Occidente del planeta. Y, mareados, nos sentíamos muy ufanos.
Creíamos haber alcanzado el rasgo de la identidad. Como México no hay dos, nos repetían, desde la cuna hasta la tumba. Entonces, el “momento mexicano” de los toluquitas, después de las “reformas estructurales”, sólo era la coronación de todos nuestros desvelos.
Íbamos a ser inundados de modernidad, capacitación, empleo, justas remuneraciones y glorias a raudales en el comercio mundial. Testas nos iban a faltar para adornarlas con los laureles que el mundo nos imponía. ?Sahumerios de incienso y mirra para perfumar nuestras miserias.
Ya para entonces, en ese estado de enajenación colectiva, ningún chile nos raspaba.? Las experiencias y los logros de las nuevas potencias del BRIC —Brasil, Rusia, India y China—y muchas de la Comunidad europea nos quedaban guangas. Nosotros, los de entonces, íbamos a marcar la pauta y los fundamentos del desarrollo emergente.
¿Que nos cuidáramos de no caer en las garras de las empresas transnacionales? ¿Que nos guardáramos de no poner todos los huevos en la misma canasta? ¿Que nuestros fruncionarios eran muy pendejos y muy ratas para rendir cuentas a los propios y extraños?
¡Eso no aplicaba para México! Era demasiado país para tan pocas amenazas. Nuestros tonantes chicharrones de rancho eran universales: teníamos a Peña y a Videgaray, los líderes “naturales” y financieros marca galáctica. Preparados y avalados, ¡sí señor! Por el “prestigiado” Grupo Atracomulco. ¡Todas las becerras, a parir!
Fruncionarios: Carreras de Mentiras y Trampas
Hoy, la realidad, después de sólo tres meses de haber iniciado la prueba del ácido, es desesperante y desgarradora. El país es una canica perdida en caja de zapatos, en medio de la feroz especulación de los precios petroleros, que solita derrumbó todo el constructo triunfador. Somos pasto para los leones en el mercado monetario, alimentario y bursátil, que manejan aquí los procónsules autóctonos.
?Estamos en manos de analfabetas y badulaques multimillonarios. Peña Nieto, Videgaray, Osorio, Nuño, Murillo, Lozoya, Ochoa Reza y los petimetres que quiera usted añadir a esta modesta lista, hicieron sus licenciaturas universitarias a base de boletazos.
En su puta vida estudiaron, ni pasaron un examen, ni leyeron un libro completo sobre materias políticas, de administración pública o de gobernanza?. Checado. Confesado. Toda una carrera de mentiras, trampas, machicuepas y palancas, por parte de sus papis y padrinos, en el mejor de los casos. El EdoMex como único laboratorio de ensayo-error.
El perfil político de esta pandilla de mamarrachos, no alcanza ni para regentear un hotel de paso. Menos, para conducir a buen puerto los negocios públicos de un país al que, por lo mismo, llevaron a la ruina total y al descrédito internacional en sólo un trimestre.
Donde se pararon, ya no crece ni el pasto. Los postulados constitucionales de distribución del ingreso; la soberanía que reside en la Nación; el derecho humano al trabajo, al agua, a la alimentación o a la vivienda; la igualdad ante la ley; el principio de que a trabajo igual, salario igual; el respeto a las garantías individuales, son ahora cintillos para la marquesina de parodias del burlesque.
Nadie respeta la vida ni la integridad, ni el juicio previo para privar de posesiones al enemigo, ni las formalidades esenciales del procedimiento para refundir en la cárcel a quién no se deja para, sustituyéndolo, “alzarse con el santo y las limosnas”.
?La garantía del libre tránsito y el abandono de la esclavitud para atravesar por el territorio nacional, solo protege los intereses de los salteadores de caminos, los asalta casetas y los atraca migrantes, vándalos, violadores esquizoides, rateros y asesinos de la peor ralea. Manuel Payno, con sus bandidos de Río Frío, se quedaría “de a tres”.
Cartilla de Identidad ¡Para un Pueblo que no Tiene!
En diciembre pasado, antes de aprobar los porcentajes de “aumento al salario mínimo en todo el territorio”, los precios sin control gubernamental se dispararon cientos de veces por encima de la raquítica propuesta, estrangulando la canasta básica de nuestra gente. Día de fiesta y reetiquetación de precios para coyotes y hambreadores.
Niños mexicanos ofertados en las carreteras de todo el país por angustiados padres que persiguen venderlos al mejor postor para calmar angustias de hambre o enfermedad de numerosos miembros discapacitados de la misma familia. El rostro del infierno tan temido, en la tierra nuestra. Nuestros próceres no lo dicen o no lo saben, porque no les interesa. Sólo asedian a los jóvenes sanos y destetados para integrarlos al mercado de trabajo condicionado, para que sirvan en sus cortes personales de paniaguados.
Ocupamos, para nuestra vergüenza pública, uno de los primeros lugares mundiales en la materia innoble del suicidio de niños, adolescentes y púberes. ¡Shhh que no se sepa!
Ahora, cartilla de identidad para vigilar a un pueblo que carece de identidad, hambriento y magullado. Para justificarla, que ese conglomerado se “mame” literalmente más de once millones de spots electorales, confeccionados por descerebrados que quieren seguir llenándose el hocico de la palabra “República”, aunque no sepan a qué se refieren.
Se trata de justificar a como dé lugar, que tenemos una democracia representativa, en vez de una dictadura maquiladora. Que pervivan las franquicias familiares, para que nos tengan en el suspenso de las dimisiones al interior. Aunque abandonen sus obligaciones 14 delegados en el DF —incluyendo al ratero de Iztapalapa, ahijado del Chelito Ebrard—para ir a saquear lo que esté mal acomodado en las Cámaras.

¿A quién chingaos le importa que un par de mamarrachos dejen sus partidos? ¿Quién exige ese tipo de información que los cintillos de telenoticieros dan como primicia que “hasta el día 22, Encinas decidirá si deja el PRD”?. ¡Sólo es un gato de dirigentes y cómplice de narcos violentos!

¿Creen que con esos pequeños e inútiles chismes de desviados y saqueadores de la Línea 12 del Metro a Tláhuac y demás mequetrefes, comemos?

Gurría es Ahora el Ángel Salvador de La Pandilla

Ahora, todo mundo aprovecha la tragedia de Iguala para llevar agua a su molino. No hay respeto. Las «organizaciones de izquierda» de vividores de la CNTE para asaltar en su nombre y buscar alguna tajada del jugoso presupuesto electoral.

Así detienen la reforma educativa –cómo no, si Chuayffet sigue escondido bajo el escritorio, tragando Toblerone–, cobran sin trabajar ellos y sus descendientes y de pilón se llevan lo de las casetas de peaje y viajan a nuestras costillas. En una de esas les dan una tajada para que «permitan» hacer elecciones en Guerrero. ?Urge dársela al PRD para que no la haga de pedo.

Los mandarines de los partidos, para poner tres filtros de exámenes a los aspirantes, boletinar a los rechazados , cancelar sus aspiraciones en la vida y reducir los espacios para meter como candidatos solo a los novios, parejas, amigos y parientes que reciclen el ejemplo de la familia de pillos de Atracomulco.

Total, dirán, los diputados sólo sirven ahora para aplaudir las comparecencias de las novias de fruncionarios, que hasta hace poco eran mecanógrafas en las Cámaras. Pregunten en la PGR. ¡Qué mejor argumento!

Para tapar el ojo al macho en las licitaciones en el nuevo aeropuerto y en el tren a Querétaro con el capital transnacional, la pandilla escoge a su nuevo «interventor»: ¡El Ángel de la Dependencia, José Ángel Gurria! Van bien, hijines!? Por si alguna maña se les olvidaba aplicar.

De paso, si Gurría es tan chingón, que de una vez «limpie» el asunto de las casas de Peña y Videgaray. Saldría por el mismo boleto.

Y todavía niegan que el mediocre Zedillo esté metido? en todos estos ajos. Pero si es el primer –en tiempo– ¡traidor a la patria!

?El problema es «desigualdad»? ¿o falta de madre?

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