Se nos muere Slim ¡de la risa!

El desayunadero al que regularmente acudo se ha convertido en un sitio de tortura y no por la atención del personal que está muy lejano a las prácticas de Torquemada. Ahí, después de sostener aburridas pláticas con enternecedores fruncionarios de primer y segundo nivel dentro del equipo en el poder, he llegado a la conclusión de que a lo mejor mis comentarios les sean demasiado ácidos… o contracíclicos, como les gusta decir recurrentemente a los teóricos y foristas de La Pandilla Atracomulca.
Y no, no es que defiendan con necedad digna de mejor causa la chuleta ni la camiseta, pues varios de ellos ya solucionaron sus problemas económicos hace mucho. Su militancia ha sido generosamente cobrada… eso sí, no sé si merecida.
Del mismo modo, reflexionando sobre los argumentos centrales que esgrimen en la defensa de La Pandilla en el poder, convengo con mis amigos que ?sería mejor que no abrieran la boca, que no «ayuden al compadre».
Y es que, estimado lector?, usted coincidirá seguramente conmigo en que es imposible construir un argumento a partir de la inocencia o la ignorancia en el ejercicio del poder. Ni una ni otra excusan a quien las exhibe.
¿Qué dicen los aludidos? ¿Qué es lo que contestan cuando alguien los exhorta a conducirse con objetividad en su postura?
Todos, hasta los menos enterados, coinciden en señalar con su propio índice flamígero al responsable de que todo esté mal: Carlos Slim Helú. El mexicano-libanés, ya juzgado cual enemigo histórico del régimen, dicen, ha visto afectados sus intereses por las reformas estructurales de EPN y ha contestado a los jerarcas con un revire megatónico, desproporcionado, brutal.
Señalan que, desde los escritorios del odiado mexicano-libanés? se vaciaron toneladas de dinero para activar a Camacho, a Ebrard, a López Obrador, a Aristegui, a Epigmenio Ibarra y a todos los líderes nacionales y extranjeros de «la izquierda»(?) uniéndolos en un complot chilango ¡para derribar al «gobierno»!
Que de ellos nace el movimiento #YoSoy132; lo mismo que los desmadrosos delincuentes «sinarquistas» que trataban de impedir la toma del poder aquél primer día de diciembre del 2012; los «comentarios» librescos de Peña en la FIL de Guadalajara; los ácidos comentarios de periodistas comprados en todos los medios, etc., etc.
Son ellos, asimismo, los comandos coordinadores de toooodos los desmanes de los vándalos que incendiaron la puerta Mariana del Palacio,? los actos delincuenciales de la CNTE y la CETEG y las filtraciones horrorosas de la Casa Blanca y Malinalco… más las que se acumulen.
El Cruel y Odiado Mexicano-Libanés
Así, según los fruncionarios comensales en el desayunadero, equipos compactos de blogueros, WhatsApperos, técnicos y navegantes de redes velan armas día y noche para atravesar las delgadas líneas de los Atracomulcas: para bombardearlos con todas las dagas y estacas que encuentren. Todo, financiado por el odiado Slim Helú.
Todo, sí, con dinero de Slim. Para poner un ejemplo, comentan que grupos de Slim se han fondeado truculentamente desde la embajada en el Centro Histórico donde despacha Alejandra Moreno Toscano, empleada de Manuel Camacho Solís, dedicada a facilitar todas las depredaciones de Slim con el patrimonio inmobiliario de la Ciudad de México.
Desde ese grupo cerrado se ha conspirado permanentemente contra Peña. Desde ahí se ha promovido el desprestigio del poder. Desde ahí se ha pasado báscula a la corrupción y al prevaricato de ¡los pobres chamacos mexiquenses!
¡No se vale!, argumentan. Así no se pueden hacer las cosas a gusto, no se puede trabajar con mayores márgenes de maniobra, ni desplegar todas las habilidades de que son capaces quienes llegaron a gobernar con un programa definido y que vieron frustrados sus empeños por un mercachifle y su corte de paniaguados, dicen.
Slim financia, arguyen, organizaciones de derechos humanos extra fronteras e influye, porque los tiene en su nómina, a personajes cuyo criterio pesa en el entorno mexicano: Luiz Inácio Lula, Bill Clinton, Felipe González, Juan Luis Cebrián… quienes están a partir un piñón con el cruel mexicano-libanés.
Que el multicitado Slim responde de esa manera, porque el gobierno no le permitió ingresar al selecto club de millonarios mexicanos dueños de empresas televisivas en canales abiertos.? Contrariado, optó por el camino de la revolución chilanga, modelo copiado –¿de dónde más, si no?– de la «primavera árabe».
Y que enfrentó a los mexiquenses, como un moderno David, con todo y charpe, y logró lo imposible: derrumbar el mito de un gobierno que había llegado para quedarse mínimo 20 años. Los fruncionarios, pues, sufren el embate de los enojos del único empresario al que no se dejó entrar en los negocios, se quejan.
No Están Preparados para Gobernar
Aceptando, sin conceder, que lo anterior sea fundado y veraz, no deja de formar parte de un argumento tierno y cucho. Porque de ser cierto, ni Slim ni nadie aguantaría un severo reproche del Estado, en un enfrentamiento de ese jaez, con todo el arsenal de medidas penales, penitenciarias, fiscales y económicas de que puede echar mano.
Nadie en este país aguanta ni un cañonazo de cierta cuantía, ni una severa auditoría, ni la furia de un gobierno serio y en sus cabales. En contraparte, sólo hemos podido observar que EPN, Oso…rio, Nuño, Videgaray, el General, el Almirante y todos, se limitan a mencionar –sólo eso– a «los que se oponen a las reformas».
¿Por qué, si se tiene identificado al enemigo, no se actúa y se destierran, de una vez y para siempre, las vergüenzas que todo esto ha acarreado al país? ?¿Por qué no se tranquiliza al serrallo secando la fuente del financiamiento de los vándalos que creen hacer la revolución, cuando defienden sólo a un mercader que ha perdido el primer lugar en la lista de Forbes?
He estado tentado a contestar a mis comensales que un viejo refrán mexicano sintetizó en cinco palabras el origen y el efecto de las amenazas incumplidas que hacen carcajearse de miedo al que las recibe: «perro que ladra, no muerde»
Pero, apelando a la tolerancia y a la coexistencia pacífica, les he contestado, con mucha hueva, que hasta un regidor del rancho más humilde del país, cuando ejerce cierto poder, sabe que al tomar una decisión va a afectar un interés no reconocido, pero vigente, y actúa en consecuencia, para proteger su decisión y el beneficio para el mayor número.
A lo mejor recordando inconscientemente la metáfora de Maquiavelo sobre el profeta desarmado, que le dio título al magnífico libro de Isaac Deutscher sobre los últimos días de Trotsky. El innovador enfrenta siempre la furia del afectado y la ignorancia del beneficiario.
Por eso, los políticos de profesión están equipados y habituados para enfrentar esas vicisitudes del poder real con grandes recursos de prevención del conflicto, con estrategias de castigos y recompensas para repartir entre los infidentes y los leales?.
En otras palabras, no es procedente que un político profesional se queje en público de que el adversario le hace la vida de cuadritos. El político siempre tiene más herramientas para hacérsela, no de cuadritos, sino de rayitas para todo lo que le reste de vida.
Pero La Pandilla no es profesional de la política.
Y lo peor, no estaban preparados para gobernar más allá de los portales de Toluca.