Entre flores, recuerdan a Ninón Sevilla

Rodeada de flores, como las enviadas por CONACULTA y el Comité Ejecutivo de la ANDA, es que descansa el cuerpo de Ninón Sevilla en una funeraria de Félix Cuevas, en donde amigos y familiares la despiden desde la noche de ayer.
La bandera de Cuba -que trajo la cónsul de Cuba María Sánchez- cubre el féretro, también acompañado por un retrato de la rumbera cuando era más joven.
Su hijo, Genaro Lozano, afirmó que la cubana nunca hablaba de la muerte ya que llegaría cuando tuviera que llegar; vivía la vida como quiso, con alegría y optimismo, era una mujer trabajadora y nunca dejó de fumar.
«Quería que el pueblo sea feliz y que nunca la olviden, ella dijo que se va una diva pero que se queda su leyenda. Estoy triste pero ella dice que no hay que ponerse triste, no quería llanto sino alegría y risa porque eso era lo que siempre había dado, esa fue su última voluntad. Espiritualmente está con nosotros y siempre va a estar por mucho tiempo», contó Lozano a los medios de comunicación.
Aunque se habló de un homenaje póstumo, aún no se tiene definida la fecha. Por su parte Daphne Beraún, hija de la rumbera Amalia Aguilar, informó estar organizando en el teatro Jorge Negrete un encuentro para el próximo martes o miércoles con música cubana y fotografías.
«Lo único que quería era ser enterrada en México porque su vida la pasó en México y amaba México. Ella era mi madrina de bautizo, mi segunda madre, la quería mucho y estoy muy triste; tengo el recuerdo de una señora fuerte que me empujaba mucho, era muy luchadora y se nos fue», indicó con la voz entrecortada.
La misa será a partir de las 14:00 horas, para después trasladarse al Panteón Jardín, donde la histrión, cuyo verdadero nombre era Emelia Pérez Castellanos, será inhumada.
Quien también se dio cita pasadas las 10:00 horas en la funeraria es Malillany Marín, quien vestida de negro acudió a despedir a su amiga.
«Es alguien a quien quiero mucho y por eso estoy aquí. (Me quedo) con su alegría, con su espontaneidad, su carisma, su sencillez en todo el sentido de la palabra, aunque nos sentimos tristes Ninón siempre transmitió alegría, que es tan de nosotros los cubanos», expresó.
Cuando más tuvieron convivencia fue durante las grabaciones de Qué bonito amor, donde hicieron algunas travesuras y reían mucho.
«Compartimos porque en Qué bonito amor estaba preparándome para ser Aventurera y Ninón me apoyó mucho, me enseñó lo que es el lenguaje de las manos para bailar.
«Estábamos como niñas riéndonos en el camerino y siempre voy a tener esos recuerdos; el primero que tengo de ella fue cuando hicimos la serie en la Central de Abastos que llegamos a personificarlas de jóvenes y de ahí nació una amistad de la que tuve la bendición de trabajar con ella y saberme su amiga», dijo quien admiró su trabajo como actriz, como ser humano, por ser un orgullo cubano y la mejor rumbera de todas por ser la maestra.
Se apaga el corazón de NinÓn Sevilla
Cercanas las 15:40 horas de ayer su madre y quien fuera pilar de una generación del cine de rumberas falleció a los 85 años de edad.
“Ya te imaginarás cómo está uno cuando se recibe una noticia así de un fallecimiento. Fue a causa de un paro cardiaco”, enfatizó Lozano paramedio informativo internacional tras conocer la noticia apenas a unas horas de recibir el año nuevo y declarar que la propia Ninón agradecía las muestras de cariño de amigos y familiares al encontrarse en un estado estable pero delicado. La nacida en Cuba fue hospitalizada en la ciudad de México el 26 de diciembre debido a una severa neumonía causada por los cambios de temperatura; el primogénito de la actriz había pedido orar por ella pese a que ya había enfrentado las mayores complicaciones y había sido subida a piso. “Ya no esperamos lo que digan los médicos, más bien lo que diga la ANDA; no sabemos todavía nada sobre el funeral, pero eso se definirá próximamente”, refirió quien la recuerda como una mujer muy trabajadora.
Actriz nerviosa
El Ariel conseguido como Mejor Actriz por Noche del carnaval (1982) fue logrado gracias a que, sin saberlo, se filmaban los ensayos.
Mario Hernández, director del filme, recuerda que Ninón se ponía nerviosa al estar frente a la cámara, pues era su regreso a los sets tras 22 años.
“Ella tenía la escuela formal de la época de oro del cine mexicano, o sea, los actores era muy teatrales y había que encontrar una manera de lograr espontaneidad en su actuación.
“Entonces en los ensayos mandaba yo a filmarlos y estaba estupenda; cuando ganó el Ariel, dijo que le había regresado una cosa para vivir”, cuenta el realizador, vía telefónica. Con Hernández filmó también Viva el chubasco y Jóvenes delincuentes, su último filme (1989) y cada que había un nuevo proyecto, Ninón bromeaba recordándole que debía darle un papel.
Siempre demostró ser una mujer de buen humor, cuenta la actriz Carmen Salinas, con quien trabajó en telenovelas como ‘María la del barrio’ y ‘Entre el amor y el odio’.
“En el departamento de maquillaje o vestuario se levantaba a bailar, a todos les gustaba”, comenta.
Entre ambas llegó a haber una real amistad, que se fortaleció con la puesta en escena Aventurera. Carmen actuaba y Ninón era invitada continuamente a sumarse.
“Hasta le hice un homenaje y se le regaló un centenario, rodeado de brillantes y esmeraldas, donde se le puso que era la mejor Aventurera”, narra.
Dicha cinta, en que se basó la obra, fue hecha en 1949. Ahí la entonces joven cubana interpretaba a la chica inocente que se convertía en una mujer sensual y peligrosa.
“Por ella y otras más quise dedicarme a esto, yo veía las películas siendo niña y pensaba que era teatral, que estaba atrás de la pantalla”, señala la actriz Norma Lazareno.
“Trabajamos en Tú eres mi destino y aunque los personajes no coincidían mucho, la trataba en los camerinos y era una delicia, imagínense las anécodtas de alguien como ella que fue figura del cine nacional”, agrega.
El escenario, su vida
De nombre real Emelia Pérez Castellanos, pero conocida como Ninón Sevilla estudió en una institución de monjas pero pronto descubrió su gusto por la danza.
Llegó a México para actuar en el Teatro Lírico, en el centro de la ciudad, y fue descubierta por Pedro Arturo Calderón, quien le dio su primera oportunidad en el ámbito cinematográfico.
Carita de cielo (1946) fue su debut en la pantalla grande, pero su participación con Agustín Lara en Revancha (1948) la puso en la mira.
Estuvo en unas 20 películas, en algunas como coreógrafa y en otras como productora (Club de señoritas).