La Dïéresis edita poesía visual

Caligramas, poemas que se pueden leer de izquierda a derecha y viceversa, acrósticos, laberintos, versos que tienen 16 lecturas distintas, figuras, emblemas y romances mudos, integrados por poemas hechos a partir de dibujos. Poesía visual, pero escrita en la Nueva España hace 300 años.
“La poesía visual tiene más de tres siglos de antigüedad. No es una expresión contemporánea, novedosa o de ruptura, como se piensa. Era una práctica muy común en la época novohispana”, afirma Jorge Gutiérrez Reyna.
El especialista en poesía virreinal realizó el prólogo y la selección de los textos reunidos en el libro artesanal Óyeme con los ojos. Poesía visual novohispana, que el sello La Dïéresis presentó anoche en la Casa del Poeta Ramón López Velarde.
Con ilustraciones de Mateo Pizarro y una caja elaborada exprofeso por David Carlos Reyes, este libro-objeto ofrece una muestra de la poesía visual escrita por 20 autores novohispanos, la mayoría poco conocidos, excepto Sor Juana Inés de la Cruz, y con obra inédita.
“Creemos que la poesía visual comienza con Juan José Tablada (1871-1948), pero quizá se remonte al siglo XVI, sólo que de esta centuria se conoce poco, se ha perdido mucho material. El primer poema incluido en la antología fue escrito hacia 1670”, comenta en entrevista el egresado de Letras Hispánicas de la UNAM.
Explica que un elemento importante de esta poesía es su carácter lúdico y festivo. “Todas las composiciones fueron hechas para una celebración. En la Nueva España, la fiesta era algo común y cada una tenía sus componentes poéticos.
“Estas obras fueron creadas, por ejemplo, para alabar a los reyes de España Carlos V y Carlos II, para alegrar la coronación de un Virrey o su entrada a la ciudad y ambientar fiestas religiosas y celebraciones civiles. Esta lírica está dentro del contexto oficial, refrenda a la Nueva España con la monarquía imperial”, aclara.
El catedrático de la UNAM dice que el volumen sólo publica los poemas con ilustraciones actuales, pero que la crítica a su contenido y su contextualización debe hacerse en otro lugar.
“Algo realmente destacable es que estos poemas visuales eran escritos para llegar a grandes cantidades de gente, se creaban pensando en que las personas no sabían leer y que debían recibir bien el mensaje. Esa es la gran diferencia con los textos creados actualmente”, añade. Óyeme con los ojos integra textos como Soneto acróstico con centro en la vocal A, de Francisco de Solís y Alcázar; Laberinto acróstico que puede leerse de tres modos, de Juan de Árgola; Figura, de Ignacio de Asenjo y Crespo; Emblema, de Sor Antonia de la Madre de Dios; Figura, de Joaquín de Cuevas; Décimas acrósticas con centro en la L, de Vicente Ferrer Díaz; Soneto acróstico y forzado, de Manuel Urrutia de Vergara y Estrada, y Romance mudo, de Cayetano Cabrera.
De Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), exponente del Siglo de Oro de la literatura en español, hay dos composiciones, detalla Gutiérrez Reyna, un “Laberinto endecasílabo”, que tiene tres lecturas distintas, y un fragmento de una Loa pequeña, “es una obra de teatro que celebra el cumpleaños de la Condesa de Gálvez. “Juega con las letras de las notas musicales y forma el nombre de la condesa”, indica.
Tras una investigación minuciosa en bibliotecas como la Nacional, la de Condumex y el Archivo General de la Nación, el experto seleccionó los 20 textos y decidió que era vital que en su primera impresión contemporánea aparecieran ilustrados por Pizarro.
“Volvió a la vida a las composiciones. No queríamos presentar un facsímil o reproducción fotográfica de los originales, sino dibujos que les infundieran vida, pues se trata de textos inéditos. Cada poema se presenta de manera individual, en pliegos sueltos, para que el lector lo pueda manipular como quiera y hacer la lectura que desee”, dijo. En comparación con la poesía visual que se escribe en nuestros días, asegura el escritor, estas propuestas “tienen mecanismos similares, lo que cambia son los motivos y los temas”.
Agrega que se quedó con cientos de poemas. “Hay mucho material para elaborar más libros. Este es sólo un punto de partida”.