Los relajantes musculares

Podría pensarse que los deportistas son los más expuestos a sufrir lesiones musculares, aunque prácticamente cualquier persona corre este riesgo, pues basta con realizar un movimiento brusco, falta de hidratación o una caída imprevista para sufrir dolorosas consecuencias. Emplear relajantes musculares promete brindar alivio, pero a costa de efectos adversos si se utilizan sin precaución.
¿Qué son los relajantes musculares?
También llamados miorrelajantes, son medicamentos para prevenir y reducir espasmos y espasticidad muscular, es decir, rigidez y contracción muscular dolorosa. No trabajan directamente en los músculos, sino en el cerebro y la médula espinal, por lo que pueden provocar dependencia.
Los espasmos musculares (comúnmente llamados calambres) se producen por la contracción involuntaria (no controlada), temporal y dolorosa de cualquier músculo del cuerpo, principalmente piernas y pies, que se ha sobrecargado o lesionado, por ejemplo, al realizar ejercicio muy demandante sin beber suficientes líquidos o tener niveles bajos de minerales (potasio o calcio).
La espasticidad muscular se refiere a los músculos entumecidos o rígidos con reflejos exagerados que complican su utilización. Puede desencadenarse por parálisis cerebral (grupo de trastornos que comprometen las funciones del cerebro y del sistema nervioso, como el movimiento o el aprendizaje), esclerosis múltiple (enfermedad autoinmunitaria que afecta al cerebro y la médula espinal) o accidente cerebrovascular.
Es posible que dicha afección lleve a contracturas musculares (tensión persistente e involuntaria) y a pérdida del movimiento en articulaciones afectadas, como consecuencia, a la disminución de la capacidad para realizar actividades de manera normal.
Relajantes músculo esqueléticos también pueden ser utilizados para tratar dolor de espalda o cuello, así como fibromialgia (trastorno que causa dolores musculares, fatiga y puntos hipersensibles en el organismo).
¿Cómo funcionan los relajantes musculares?
Existen 2 grandes grupos terapéuticos de relajantes musculares, los cuales son empleados en situaciones distintas:
Relajantes musculares de acción periférica (bloqueadores neuromusculares): son empleados por anestesiólogos durante procedimientos quirúrgicos y para la adaptación de enfermos con ventilación mecánica en las unidades de cuidados intensivos, ya que sus moléculas impiden que sustancias liberadas por el nervio se fijen al músculo, logrando así que éste se relaje.
Relajantes musculares de acción central (espasmolíticos): son de venta al público y funcionan a nivel del sistema nervioso central para disminuir el tono muscular y, con ello, reducir la sensación de dolor.
Efectos adversos de los miorrelajantes
Los efectos secundarios de los relajantes musculares son comunes y el más relevante es la dependencia a dichos fármacos. Para disminuir el riesgo, se recomienda no usarlos más de 7 días seguidos, ya que pueden provocar:
Somnolencia.
Debilidad.
Confusión.
Alucinaciones.
Mareos.
Cefalea (dolor de cabeza).
Frecuencia cardiaca irregular.
Malestar estomacal.
Vómitos.
Sarpullido (erupciones en la piel).
Dificultad para respirar o tragar.
Fiebre.
Ardor en los ojos.
Desmayos.
Boca seca.
Inflamación de cara o lengua.
Dolor en el tórax.
Crisis convulsivas.
En caso de padecimientos graves como parálisis cerebral o esclerosis múltiple, los médicos determinan su uso pese al riesgo debido a los beneficios que proporcionan a los afectados. Sin embargo, si sólo se tienen espasmos musculares comunes, como dolor de espalda, cuello o cabeza, es recomendable intentar primero obtener alivio mediante terapias sin medicamentos (cojín o almohada térmica o eléctrica, fisioterapia, masajes o yoga).
Si estos métodos no funcionan, los analgésicos de libre venta como acetaminofeno, ácido acetilsalicílico, ibuprofeno o naproxeno podrían aliviar los músculos. Sólo en caso de que dichos medicamentos no causen reacción benéfica o no se puedan ingerir por otros motivos de salud, se debe considerar la posibilidad de tomar relajantes musculares en las fases de mayor dolor.
Relajantes musculares más comunes
La mayoría de los relajantes musculares están disponibles en comprimidos, cápsulas o solución inyectable. Es recomendable que se empleen en combinación con otro tipo de medidas para relajar los músculos, como descanso y fisioterapia:
Carisoprodol: alivia dolor y malestar causados por torceduras, esguinces y lesiones musculares. Las tabletas se ingieren 3 veces al día, pero puede provocar mareos, taquicardia (aceleración de la frecuencia cardiaca), malestar estomacal y vómitos, por lo que se recomienda tomarlo con alimentos o leche.
Ciclobenzaprina: suprime espasmos musculares de origen local sin interferir con la función y fuerza muscular. Este medicamento está disponible en tabletas para tomar por vía oral y es indicado en lumbalgia (dolor de espalda baja) y tortícolis (torcedura del cuello).
Clorzoxazona: miorrelajante que actúa principalmente en la médula espinal y las zonas subcorticales del cerebro, donde inhibe la generación y el mantenimiento del tono músculo esquelético. Indicado en casos de fibromialgia, tortícolis, reumatismos de partes blandas, contracturas e hipertonía muscular (tensión exagerada y permanente de un músculo a pesar de estar en reposo). En raras ocasiones se ha asociado con sangrado gastrointestinal, mareos, sobreestimulación y erupciones alérgicas.
Diazepam: se usa para aliviar ansiedad, espasmos musculares y crisis convulsivas, así como para controlar la agitación causada por la abstinencia de alcohol. Disponible en tabletas, cápsulas y solución concentrada de acción prolongada. Entre sus efectos adversos está la somnolencia, falta de memoria y su alta dependencia si se consume durante más de 4 semanas.
Metocarbamol: desacelera la actividad del sistema nervioso para permitir que el cuerpo se relaje. Se ingiere vía oral en forma de tabletas. Aunque los efectos secundarios de este medicamento no son comunes, podrían llegar a presentarse mareos, malestar estomacal, visión borrosa o fiebre.
Orfenadrina: relajante disponible en tabletas o inyectable. No interfiere con el tono muscular normal ni con el movimiento voluntario. Su acción es rápida y prolongada, sin producir sedación.
Tetrazepam: combate contracturas musculares e hipertonías. Se ingiere vía oral y presenta actividad anticonvulsiva, ansiolítica, sedante, hipnótica y amnésica.
Tizanidina: alivia calambres y el aumento del tono muscular ocasionado por accidentes cerebrovasculares, lesiones cerebrales o de la médula espinal y esclerosis múltiple. Funciona al hacer más lenta la acción del cerebro y del sistema nervioso para permitir que los músculos se relajen. Se presenta en tabletas y cápsulas para administrarse por vía oral.
Tolperisona: relajante muscular y analgésico contra espasmo resultante directo de traumatismo, espasmo por torcedura de las extremidades y espasmos secundarios a estados inflamatorios y no inflamatorios como lumbalgia y tortícolis.
La mayor parte de los relajantes musculares deben usarse con responsabilidad debido a que causan somnolencia, lo que aumenta el riesgo de sufrir accidentes automovilísticos o caídas. Algunos pueden provocar toxicidad hepática y adicción.

Cuanto mayor sea el tiempo de uso de relajantes músculo esqueléticos, mayores son sus efectos secundarios y menor su eficacia, por lo que es importante evitar la automedicación y tomarlos bajo prescripción médica.