El vandalismo surgió otra vez en marcha del DF; hubo 3 detenidos

La megamarcha en el Distrito Federal, convocada para exigir el regreso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, de nuevo fue opacada por el vandalismo generado por grupos auto-denominados anarquistas.
A las afueras del Senado, un grupo considerable de manifestantes fue encapsulado, luego de que protagonizaran actos vandálicos a la altura del Ángel de la Independencia. En Reforma, varios negocios sufrieron destrozos por encapuchados, que arremetieron contra lo que encontraron a su paso.
La Secretaría de Seguridad Publica del Distrito Federal reportó que el saldo de la gresca que sostuvieron con un grupo de aproximadamente 15 personas embozadas fue de tres hombres detenidos, quienes fueron presentados ante el Ministerio Público.
Asimismo, siete sucursales bancarias y cuatro establecimientos comerciales presentaron daños y destrozos. Organizaciones identificaron a los detenidos como Damián Reyes Lara, de la Facultad de Filosofía de la UNAM; Javier Flores, de la Vocacional 9, y Óscar Espinoza Triguero, del CCH-Oriente; además de dos mujeres lesionadas.
Los disturbios. Tras una marcha pacífica del Zócalo capitalino al Ángel de la Independencia, en la que los padres de los normalistas hicieron un llamado para no caer en la provocación de infiltrados, los anarquistas aparecieron. Elementos de la policía capitalina llegaron por Florencia y persiguieron al grupo hasta llegar al Senado, donde cerca de 700 elementos encapsularon a los manifestantes.
Personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) intervino para evitar una detención masiva, incluso, luego de varios minutos, los visitadores lograron que los policías abrieran el paso.
Asimismo, un grupo de observadores del Alto Comisionado de Naciones Unidas estuvo presente.
Fue hasta después de las 22:00 horas cuando la totalidad de los jóvenes que fueron “encapsulados” por granade-ros del Distrito Federal desde Paseo de la Reforma y la calle París entraron en grupos de 20 en 20 a la estación del Metro Hidalgo, luego de que otros causaron destrozos en comercios y sucursales bancarias desde avenida Chapultepec y Florencia, hasta Paseo de la Reforma, donde se encuentra el centro comercial Reforma 222.
Escoltados por personal de la CNDH, los jóvenes que dijeron ser estudiantes del Politécnico o la UNAM, aseguraron que no fueron los que provocaron los actos vandálicos. Frente a la sede del Senado, una mujer que dijo llamarse Rosalinda Rojas fue descalabrada y dijo que fueron detenidos su hijo Rafael Yair Rojas y su esposo Sergio Siller.
Apoyo. Ante la solidaridad de todo el pueblo mexicano para encontrar con vida a los 43 normalistas desaparecidos, la renuncia del titular del Ejecutivo fue una de las demandas en la marcha a la que asistieron alrededor de siete mil manifestantes, según cifras oficiales.
Desde las 16:30 horas, el contingente que encabezaron los padres de los normalistas desaparecidos salió de la plancha del Zócalo, pasando por la calle 5 de Mayo, avenida Juárez y Paseo de la Reforma, hasta llegar al Ángel.
“Estamos desesperados por el regreso de los 43; solicitamos al pueblo de México su solidaridad para localizarlos”, fue el apoyo que pidieron durante todo el trayecto.
La consigna fue clara: “No vamos a descansar hasta encontrarlos. No llamamos a ningún movimiento armado, llamamos al pueblo a una revolución con inteligencia, sin armas”.
Durante el recorrido la voz de los padres desesperados por saber de sus hijos desaparecidos fue una sola.
Por más que cuidaron que grupos anarquistas no se incorporaran al contingente, fue inevitable y los encapuchados tomaron la retaguardia de la manifestación. “No vamos a permitir infiltrados para que aprovechen y hagan desmanes”, gritaban por la vanguardia.
A su llegada al Ángel, el eco sobre Reforma fue: “Rompimos el miedo de salir a las calles”.
Al subir al templete, Clemente Rodríguez, padre de Cristian, uno de los normalistas desaparecidos, habló por todos los familiares.
“Los llevo a todos en mi corazón. No voy a agachar la cabeza, vamos a encontrarlos. Llegando a Guerrero seguiré buscando a mi hijo y no me voy a cansar…”, fueron sus primeras palabras, seguidas de aplausos.