Tigres se confirmó como el segundo Semifinalista del Apertura, pero en la ruta del pase se le cayó la etiqueta de favorito con la que llegó a la Fiesta Grande.
Y es que los felinos, en casa y con lo mejor de su repertorio, trabajaron de más ante un bravo Pachuca que vendió cara la eliminación, y que de no ser por precipitaciones podría haber alcanzado mejor suerte. El 2-2 global pareció insuficiente para lo ocurrido en el campo, y al final el desempate se dio sólo por el criterio de la posición en la tabla.
Tras el 1-1 en la Ida, la mesa estaba puesta para que los universitarios lucieran categóricos en la Vuelta, pero el libreto quedó lejos de la realidad. La supremacía y los lujos quedaron de lado, y el pase quedó enmarcado en las atajadas del portero Nahuel Guzmán, quien apagó con drama los últimos intentos hidalguenses.
La palabra sufrimiento es la que mejor parece definir lo que vivió Tigres en el campo, viendo que un segundo gol de los Tuzos los obligaba a una misión de meter dos más, algo que al final parecía venir, pero no ocurrió.
Ahora los nicolaítas se medirán al Atlas si los Rojinegros avanzan ante Rayados, o bien al ganador de Toluca y Jaguares si La Pandilla hace la hombrada.
El final se debatió en pelotazos y jugadas de roce, hasta que el árbitro Jorge Pérez Durán decretó el desenlace a los cuatro del alargue, confirmando un resultado que parecía lógico, pero que minutos antes, por los hechos, no lucía tan seguro.
