Navarrete tiene en parálisis al PRD: Cárdenas

Cuauhtémoc Cárdenas dice que el actual método de dirección en el PRD, rodeado de corrientes que se reparten los órganos de dirección de acuerdo a su fuerza numérica, ha deteriorado al partido. Sin rodeos, señala que la dirigencia encabezada por Carlos Navarrete tiene al perredismo en una “parálisis”.

El fundador del partido no duda en su diagnóstico: está en la peor crisis que enfrenta en 25 años de vida, porque “ha ido de mal en peor”, con desviaciones y un juego entre las corrientes que anteponen sus intereses personales.

En medio del cisma que vive el partido por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y su reciente carta que demanda la salida de la dirigencia nacional para ir a una profunda reforma, advierte que de no actuar a tiempo irán a la extinción.

El ex candidato presidencial deja los monosílabos, habla fluido, apasionado. En ocasiones levanta la voz y gesticula con sus manos. “Me siento muy bien”, confiesa en la antesala de su despacho de la Coordinación de Asuntos Internacionales del GDF, ubicada en la calle de República de Chile 6, en una vieja casona construida a mediados del siglo XVIII, donde vivió el historiador Joaquín García Icazbalceta.

De las paredes cuelgan dos fotografías de su padre, el general Lázaro Cárdenas y a un costado hay una vieja televisión. El ingeniero, como se le conoce, llega de saco azul marino y pantalón gris oxford para la entrevista con un Diario de circulación nacional. No necesita entrar en calor para soltar el análisis que ha hecho de la conducción del PRD, después de los desatinos del caso Guerrero.

Hay “errores de conducción” de la dirigencia de Navarrete para enfrentar el caso Iguala, como ir a apoyar a la autoridad municipal de José Luis Abarca, sin saber aún qué había de fondo.

Y, por supuesto, niega que su propuesta de que salga la dirigencia sea un “sin sentido” rumbo a las elecciones, como la calificó Navarrete, pues hay órganos de dirección que puedan tomar las riendas del perredismo.

Partido débil

Hoy Cárdenas ve un partido débil electoralmente y afectado en su imagen, pero eso pasa en todo el sistema de partidos. En momentos muestra su lado irónico cuando suelta frases como que la dirigencia, encabezada por Nueva Izquierda, cree que va a ganar la elección de 2018 y, antes en 2015, van a ser mayoría en la Cámara de Diputados.

El ex jefe de gobierno del DF argumenta que no compitió por la presidencia del partido en septiembre, pero lo más grave fue que no se tomó en cuenta cambiar el rumbo del partido. Dice sobre Nueva Izquierda que uno debe reconocer cuándo debe dejar el paso a otros.

Explica que planteó a Navarrete llevar a cabo una reunión previa al Consejo Nacional, al que no acudirá, y tiene que ser de manera abierta, con medios de comunicación para evitar “malos entendidos… nada en lo oscurito”.

Navarrete contestó ayer y aceptó el diálogo público con Cárdenas, que de entrada plantea sea el próximo martes a las 12:00 horas, con el secretario general del PRD, Héctor Bautista.

Cárdenas dijo que será hasta hoy cuando conteste.

Reiteró que no acudirá el próximo 29 de noviembre al encuentro del Consejo Nacional, bajo el argumento de que no es consejero, pues renunció a ello, aunque no a su militancia.

“No me ha pasado por la cabeza renunciar… pero repito que estoy fuera de los cargos. Entonces no tengo nada que ir a hacer ahí, y para tomar una decisión personal no le pido permiso a nadie.

“Lo que planteo es que analicen la situación del partido. A lo mejor estoy equivocado y a ellos les dice la gente con la que se encuentran que todo está maravilloso, que el partido crece, que se van a ganar las elecciones de 2018…

Pero antes están las elecciones del 2015, se le hace notar.

—Bueno, y seguramente vamos a ser mayoría— responde con sarcasmo.

“Veo parálisis” 

El análisis que hace en su carta es fuerte, ¿con qué elementos lo hace?

—Lo que recibo de compañeros del partido, de lo que recibo de gente con que me encuentro tanto aquí en la ciudad de México, como fuera de la capital. Salgo con relativa frecuencia, no con la que quisiera. De repente con algunas encuestas, documentos de ese tipo y desde luego analizando los resultados electorales que se han tenido en distintos momentos, sobre todo en elecciones intermedias, como pudieron haber sido las de 2003 o 2009, o la elección que recientemente hubo en julio, que es donde los resultados para el PRD pues no fueron los mejores.

¿De qué tamaño es el golpe del caso Iguala, y la corrupción en el partido?

—El golpe no sé de qué tamaño pueda ser, es difícil ponerle números a una cuestión cualitativa, pero sin duda es un golpe fuerte y diría que es un manejo equivocado del caso. Esto es: al día siguiente de que se instala la nueva dirección del partido, lo que vimos fue el traslado de todo el nuevo Comité Ejecutivo a Iguala, y sin saber exactamente qué pasaba. Ni qué responsabilidades podría haber en cualquier funcionario. La ausencia del partido, las muchas manifestaciones públicas de diferentes sectores, en que el partido no ha estado, más allá de una declaración formal.

Parece que son errores de conducción del partido en este momento. En ningún momento cuestiono la forma cómo se eligió al nuevo consejo, nuevos consejos estatales, o cómo se decidió la integración del Comité Ejecutivo Nacional, se hizo de acuerdo a las normas estatutarias. Veo errores de conducción, y en un esquema del partido, muy similar a lo parlamentario, cuando se equivoca la dirección simplemente se plantea el relevo.

En el caso Iguala Navarrete ha dicho que parte de la responsabilidad es de la autoridad judicial, ¿usted cree esta versión?

—No tengo elementos para decir que no es cierta, lo que sí creo es que el Poder Judicial, nada tiene que ver con el juego de corrientes al interior del partido, no tiene nada que ver cómo se reparten los recursos dentro del partido.

Esa sí es responsabilidad de la actual dirigencia…

—Pues de las dirigencias, en todo caso…

¿Navarrete hace el símil de que recibió una carga de dinamita más que un partido en marcha, usted lo compartiría?

—Puedo compartir ese punto de vista, sin embargo creo de todos modos que las primeras decisiones han sido equivocadas, y que hasta este momento lo que veo es una parálisis del partido, a pesar de que van mes y medio o dos meses que está la nueva dirección, y no veo cambio respecto a la anterior. Aquí estas son cuestiones personales, no es pedirle permiso a nadie para tomar una decisión.

¿Pero realmente esperaban un cambio al dejar la dirigencia Jesús Zambrano, de NI, y entrar Navarrete, del mismo grupo?

—Lo planteé en el Congreso de Oaxtepec, la necesidad de un profundo cambio en la forma de tomar decisiones y dirigir el partido, lo planteé en otras ocasiones y no pasó nada. Me parece que el partido en este momento ha ido, desde hace ya varios años, en un fuerte declive y pues tendría que haberse empezado a tomar otras decisiones, y sobre todo no equivocarse.

¿Este declive es responsabilidad de las corrientes?

—Creo que ha sido un factor sin duda importante en la forma como se ha desempeñado el partido cupularmente. Los candidatos que se han presentado todos corresponden principalmente en estos últimos tiempos a las decisiones de las corrientes. Se reparten los cargos, se reparten las oportunidades, se reparten los retos del partido y me parece que esto ha dañado mucho la vida interna y prácticamente ha cancelado las prácticas democráticas.

Desde fuera parece que las corrientes han secuestrado al partido. Usted dice que se reparten, ‘a ti te toca tanto, a nosotros tanto’…

—Y así se integran los cuerpos de dirección, que le toca a cada quien según su importancia relativa. Me parece que esto ha sido uno de los varios factores que tienen al partido en esta condición de deterioro.

¿Cuál es su relación con Nueva Izquierda?

— En lo personal diría que muy buena, con Carlos Navarrete, con Jesús Zambrano, todos. No tengo nada en contra de nadie en lo personal. Me parece que ha habido como digo una conducción equivocada de la que es responsable tanto la cabeza principal, como los que han acompañado estas decisiones que en este caso sin duda ha sido el Comité Ejecutivo.

¿Y esto llevaría entonces a solicitarles la renuncia?

— Yo creo que hace falta una sacudida al partido. Claro, no se trata de cambiar a unos por otros para que sigan haciendo lo mismo. Se trata de tomar el compromiso y hacer un esfuerzo para hacer crecer al partido ahora que tiene poca presencia y ha mostrado ausencia en lo electoral. Vemos que el partido no crece, se achica, más allá de que haya habido una alta votación en la elección interna. Pero esto lo vemos en muchos casos, vemos votaciones altas en lo interno, los municipios, los estados, y cuando se llega a las elecciones constitucionales, vemos que no se alcanza siquiera las cifras que hubo en las elecciones internas.

¿Qué tan honda es esta crisis, es la peor que vive el PRD en sus 25 años?

—Es la peor porque ha ido de mal en peor, esto es: empiezan las desviaciones, empieza este juego de corrientes, empiezan a imponerse los intereses de grupo, o individuales de los dirigentes y no el interés del partido y menos el interés del país, que es lo que debería estar por delante.

¿Hacia dónde va el partido?

—Si se mantiene en esta situación yo creo que va a su extinción, o a simplemente quedar convertido en el mejor de los casos en franquicia electoral.

¿En 25 años ha habido un deterioro?

—No. Ha habido altas, ha habido bajas, pero son ya años de deterioro en que pues no se han tomado las medidas sobre todo a partir de que se empezó a dar reconocimiento estatutario a las corrientes burocráticas. Esto es ‘no’ a las corrientes de pensamiento, de opinión, esto debe está abierto en cualquier partido que se precie democrático. Esto es, puede diferirse a veces con uno y a veces con otros según el tema. Pero sucede que son intereses de grupo los que se imponen, pues estamos viendo este resultado de que hoy no hay movilizaciones libres del partido y tiene que ser todo clientelar. Es grave que todo sea clientelar, y todo sea sectario.

¿Si se llega a ese escenario catastrófico, qué va a pasar con la izquierda mexicana?

—Bueno, el PRD no es el único partido que se reconoce como de izquierda, hay otros partidos políticos, hay grupos no electorales que se ubican en la izquierda. Esto es, no hay nadie que pueda decir ‘tú si cabes en la izquierda o no cabes’, esto es una definición de sí mismo.

¿Esta crisis beneficia de alguna forma a Andrés Manuel López Obrador y a su nuevo partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)?

—No le sé decir. No sé. No sé a quién. No creo que esto beneficie a nadie porque el país requiere de partidos fuertes, de partidos sanos, en todos los sentidos. De partidos que no estén pues comprometidos con cuestiones y principios que no postulan los propios partidos, que dicen una cosa y hacen otra.

¿Desestabilización? 

¿Cuál sería su balance sobre el sistema de partidos en México?

—Yo diría que habría que abrirlo más todavía, que habría que facilitar la formación de partidos políticos, que habría que condicionar ese registro a que el acceso a fondos públicos no fuera automático, esto es que se puedan tener un registro, participar en procesos electorales y hasta que se alcance un determinado nivel de votación, empezar a tener acceso a los recursos públicos. Debería haber mucho más opciones.

¿El sistema político mexicano está desgastado?

—Requiere también de una reconstitución. Necesitamos un modelo de desarrollo productivo en el país que termine con la exclusión social, que permita el crecimiento económico de manera sostenida, que aproveche los recursos del Estado, que busque una relación más equitativa en el terreno internacional. Si seguimos como vamos va a seguir creciendo la pobreza, la desigualdad social, va a seguir una economía sin crecimiento.

¿Cómo evalúa el discurso del presidente Enrique Peña Nieto de que hay señales de desestabilización?

—A mí me preocupa mucho que en el discurso se haya dicho que hay intentos de desestabilización por mencionar el caso de la (llamada) casa blanca (comprada por Angélica Rivera, esposa del presidente Peña Nieto) no lo veo ahí. Ni en las muchas movilizaciones. Puede haber hechos de violencia y los repruebo enérgicamente, pero el derecho a manifestarse es algo que tiene que ser absolutamente respetado y tenemos derecho todos los mexicanos. Lo que hay que buscar es que haya efectivamente el Estado de derecho y haya oportunidades para todo mundo. No comparto que haya desestabilización y me preocupa mucho porque cuando un gobernante tiene temores, como estos, se recurre a la represión indiscriminada, haga falta o no haga falta.

Una Corte decente

Interrogado sobre el fallo de la Corte de cancelar la consulta en energía considera que fue “totalmente absurda” y seguirá insistiendo en órganos internacionales. “Me parece que es un argumento fuera de base y que deja a la Corte en absoluto descrédito, menos el ministro que se opuso a la resolución”.

¿Habría que reformar la ley para tener una consulta popular?

—Habría que tener una Corte decente en este caso…

Cárdenas se levanta de la silla. Se le ve delgado, fuerte a sus 80 años de edad, entrón para buscar el cambio en el partido que ayudó a construir. La calle no le da miedo, el incidente anterior en una marcha por el caso Ayotzinapa lo atribuye a algo “armado”, pero no tiene la certeza. Solamente lo intuye….