¿Cómo afecta el estrés mental a hombres y mujeres?

Mujeres mostraron disminución en el flujo de sangre al corazón mientras que en los hombres aumentó la presión arterial.
Un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology comprobó que el estrés mental afecta diferente a hombres y mujeres.
La investigación se realizó con 56 mujeres y 254 hombres diagnosticados con enfermedades cardiacas.
Los participantes del estudio ya eran tratados con un fármaco para los padecimientos del corazón provocados por estrés mental.
Los sujetos de estudio fueron sometidos a tres pruebas de estrés. Durante los lapsos de descanso, se realizó tanto a hombres como a mujeres pruebas médicas entre ellas una ecocardiografía, para estudiar los cambios en el corazón, además tomaron muestras de sangre, y se midió la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
El resultado fue que en las mujeres, hubo una disminución del flujo de sangre al corazón y se observó el inicio de formación de coágulos de sangre. Además aumentaron las emociones negativas y disminuyeron las positivas.
Mientras que en los hombres se observaron más cambios en la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
«Este estudio reveló que el estrés mental afecta la salud cardiovascular de hombres y mujeres de manera diferente. Tenemos que reconocer esa diferencia en la valoración y el tratamiento de los pacientes de enfermedad cardiovascular», señaló Zainab Samad, del centro médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos, quien fue el investigador principal del estudio.
Estrés acumula grasa en abdomen
Los adultos que viven en localidades donde existe desorden social ganan más grasa en el abdomen que aquellos que viven en localidades sin desorden
El estrés psicosocial generado por entornos sociales como aquellos donde existe inseguridad, genera respuestas fisiológicas que pueden promover la acumulación de grasa sobre todo en el área abdominal, señaló el especialista Luis Ortiz Hernández.
El investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) midió a más de ocho mil adultos mayores de 20 años de 145 comunidades, y a quienes se dio seguimiento durante tres años.
En colaboración con el profesor Ian Janssen, investigador de la Queen’s University, se concluyó que los adultos que viven en localidades donde existe desorden social ganan más grasa en el abdomen que aquellos que viven en localidades sin desorden.
De acuerdo con los autores la existencia de desorden social implica que las personas no están siguiendo las normas de convivencia que garantizan el respeto mutuo.
Uno de los efectos que dicho desorden genera es que las personas comienzan a percibir que los lugares que habitan no son seguros, lo que puede experimentarse como una forma de estrés psicosocial, detallaron en un comunicado.
El estrés en las personas genera una respuesta fisiológica en la que se producen ciertas hormonas como el cortisol, que pueden promover la acumulación de grasa, que incrementa el riesgo de desarrollar padecimientos como diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Otro hallazgo de este estudio es que en las localidades urbanas, la existencia de desorden social también provoca que las personas ganen peso e incrementen el tiempo que destinan a ver televisión, ya que tienden a pasar más tiempo dentro de sus casas.
Lo anterior quiere decir que no sólo las conductas de las personas pueden resultar en ganancia de grasa; el entorno donde viven «también es relevante» , afirman los investigadores. Advirtieron que la necesidad de «superar» la idea de que la obesidad y sus consecuencias dependen exclusivamente de conductas individuales, sino que son resultado también del ambiente en que las personas viven.
Mujeres sufren más estrés que
los hombres en el trabajo
Se observó que la mujeres, más que los hombres, viven un desequilibro entre el esfuerzo (desgaste) que representa su trabajo y la recompensa que reciben (sueldo, estatus, reconocimiento)
En el ámbito laboral, las mujeres se estresan más que los hombres debido a factores como el clima organizacional, la falta de cohesión y la influencia del líder del grupo de trabajo, reveló un estudio de la Universidad Iberoamericana. El estudio «¿Las mujeres se estresan más que los hombres? Estrés laboral en una muestra de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México» estuvo a cargo de Elena Valencia Aguirre, investigadora en Desarrollo Humano de la citada universidad privada.
De acuerdo al análisis, presentado en el módulo «Mercados de Trabajo III» durante la XII Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México, existen factores en las áreas de trabajo que tienen mayor impacto en el desarrollo de estrés entre las profesionistas.
Dicha conclusión fue posible luego de realizar un Cuestionario de Desequilibro de la Recompensa del Esfuerzo, propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual fue aplicado a una muestra no probabilística al azar, señaló Valencia Aguirre.
La Universidad Iberoamericana puntualizó, según un comunicado, que en consideración de la OIT el estrés en el trabajo es un problema común y tiene altos costos en términos de salud para los trabajadores, ausentismo y bajo rendimiento.
Al respecto, la especialista Elena Valencia indicó que al comparar los diferentes factores que mide el citado instrumento de investigación aplicado, se encontró una diferencia significativa entre hombres y mujeres.
Se observó que «la mujeres, más que los hombres, viven un desequilibro entre el esfuerzo (desgaste) que representa su trabajo y la recompensa que reciben (sueldo, estatus, reconocimiento)».
La muestra analizada, aclaró Valencia Aguirre, estuvo compuesta en 56.9% por mujeres y 43.1% por hombres, en donde más de 55% contaban con educación superior y tenían una edad promedio de 34 años.
Detalló que 47% eran asistentes, 18.6% gerentes o directivos, 21% jefes de departamento o profesionales y 13.7% operativos, además que más de 66% trabajaba hasta 45 horas a la semana.
La especialista recordó que su investigación propuso como marco teórico que «las características contextuales de la situación laboral son relevantes en el proceso de estrés».
En ese contexto se contempla la cultura organizacional y ética, el estilo de dirección, la estructura jerárquica, la seguridad en el trabajo, la perspectiva de trayectoria laboral, el salario y la tarea, entre otros.