Hablan sobre la muerte, pero el público la explica

Si usted vio alguna vez a un títere tan bien manipulado que parecía que estaba vivo, quizá se preguntó qué es la vida y por qué hay formas de la materia, co-mo nuestros cuerpos, en donde parece tener más sentido. ¿Qué pasa entonces cuando morimos: Desaparecemos de verdad?
Dos compañías de teatro, una tapatía y otra canadiense, decidieron que valía la pena preguntarse todo esto y reunieron en el escenario a tres actores, algunos títeres y varios objetos, a ver si al espectador le sobreviene alguna respuesta sobre estas preguntas.
El resultado de esa exploración es “Memento mori”, el espectáculo de teatro de objetos y títeres que Luna Morena, de Guadalajara, y La Tortue Noire, de Quebec, presentan a partir de esta noche en el Teatro Guadalajara del IMSS, en una corta temporada que servirá para dos cosas formales.
Una de ellas será despedir el trabajo de Luna Morena dentro del Teatro Guadalajara, luego de seis años de haberlo administrado y animado (es decir, de haberle dado vida) con casi 15 montajes distintos, pues fue desaparecido el programa federal que favoreció que un grupo independiente de la ciudad administrara este teatro de la ciudad.
El otro fin institucional, más feliz, es consolidar la colaboración entre La Tortue Noire y Luna Morena, originada en uno de los festivales de títeres Festín de los Muñecos al que fueron invitados los quebequeses, y que ambos grupos esperan que continúe con nuevos espectáculos y actividades de intercambio artístico.
Luna Morena es conocida por sus montajes de títeres, tanto pequeños como de gran formato, que devinieron en montajes como el popular “Canek, leyenda de un héroe maya”, pero también trabajos donde participan títeres y actores y aun otras disciplinas escénicas.
La Tortue Noire, en cambio, se dedica al teatro de objetos, una disciplina parecida a los títeres, pero no necesariamente igual.
Cuando ambos grupos decidieron trabajar juntos, lo que resultó fue una combinación de estas ideas que explora el trabajo técnico pero también obliga a los actores de carne y hueso a completar lo que ocurre en escena.
Respaldado por apoyos como el del programa Proyecta, de la Secretaría de Cultura Jalisco, y el de la Fundación Bancomer, “Memento mori” es el testimonio de una mezcla de técnicas en un espectáculo que estará en escena durante noviembre. Y que tiene, sobre todo, muchas preguntas para el espectador.
Improvisación para cuerpos, objetos y títeres
Aunque pretende alcanzar a un público general, entre adolescentes y adultos, “Memento mori” es un montaje muy poco convencional, no sólo por la mezcla de técnicas entre el teatro de títeres y el de objetos, sino también porque está basado en numerosos ejercicios de improvisación entre Karina Hurtado, Andrés David y Meztli Robles, los tres actores que participan en el espectáculo.
El director del montaje fue Dany Lefrançois, también cabeza de la compañía quebequense La Tortue Noire, quien explicó que la intención fue “plantear una experiencia palpable para el espectador”.
Lo que hizo con los actores fue trabajar sobre experiencias personales relacionadas con la vida y la muerte, con preguntas como por qué necesitamos asirnos a la materia para estar vivos.
La investigación arrancó con ese trabajo… y, a menos que se hayan encontrado con un ensayo muy afortunado, dijo Lefrançois, seguirían trabajando incluso hasta el estreno.
Y aquí sobresale, entonces, la combinación de su trabajo de teatro de objetos, con la experiencia de los títeres y la actoralidad: “Trabajamos mucho con las acciones performativas, de cómo el actor tiene que manipular el objeto, cómo puede forzarlo con su propio cuerpo, pero en el ojo del espectador es un personaje-marionetista”.
Su asistente, Sara Moisan, además, planteó otra característica de la obra: la dramaturgia queda abierta para el espectador. Eso significa que “Memento mori” no cuenta una historia, “son fragmentos de recuerdos”.
De hecho, completa Lefrançois, “el texto es una materia al mismo nivel que los objetos”. Y por eso, dice Moisan, “el espectador, según su experiencia personal, va a construir una nueva experiencia a partir del espectáculo”.
“Memento mori” habla de la muerte como cambio y no necesariamente como final, algo que coincide con el momento que vivirá Luna Morena de aquí al fin de año, que pronto dejará el Teatro Guadalajara del IMSS, que fue su casa durante todo un sexenio. La compañía local se benefició de un programa federal creado por el Conaculta junto con el Seguro, Teatros para la Comunidad, que planteaba que foros como los del IMSS estarían mejor aprovechados si los ocuparan compañías de teatro de cada localidad, dedicadas a producir espectáculos, generar intercambios artísticos, darle identidad a cada foro y, sobre todo, propiciar que el público de la ciudad se apropiara de los espacios.
Miguel Ángel Gutiérrez, director de Luna Morena, lamentó que ambas instituciones federales mataran ese programa, que podía haber beneficiado a otra compañía de la ciudad en un siguiente ciclo.
“Para nosotros fue muy importante esta oportunidad”, admitió Gutiérrez, al explicar que no sólo creció su grupo, sino que se formaron nuevos grupos, se promovieron coproducciones y se formó una plantilla de técnicos con un proyecto propio, pero también para el Teatro Guadalajara.
“Desafortunadamente, se pierde esta beca en todo el país, por muchos motivos, principalmente políticos.

Es muy triste que ya no vaya a existir este apoyo. Creo que el IMSS tiene una miopía en ese sentido; en los años cincuenta tenía un proyecto integral para la salud que incluía muchos proyectos culturales, como los teatros; con el tiempo eso se degradó y se olvidó”.

TOMA NOTA

“Memento mori”

Viernes y sábados de noviembre, 20:30 horas

Teatro Guadalajara del IMSS (16 de Septiembre y Calzada del Campesino, frente al Parque Agua Azul).

$80 General; $60 estudiantes, maestros y tercera edad con credencial.