El equipo Marussia acaba de certificar su defunción. Quizá no se esperaba una muerte tan prematura, pero las escuderías pequeñas no dejan de vivir en el borde del precipicio y, tarde o temprano, terminan cayendo.
El administrador del equipo anglo-ruso, Geoff Rowley, anunciaba el adiós definitivo de la competición, así como que los 200 empleados habían sido despedidos por el cese de la actividad. Hoy incluso ya no se han presentado a sus respectivos puestos de trabajo.
Marussia, al igual que Caterham, tenía el permiso especial de Ecclestone de saltarse las carreras de Austin y Sao Paulo para normalizar su situación e intentar volver en Abu Dhabi, pero finalmente se ha consumado el final de una escudería que únicamente ha podido aguantar cuatro años en la parrilla.
El administrador Geoff Rowley manifestó en la BBC que es ‘realmente triste que una empresa con tantos seguidores no sólo en el Reino Unido, sino también en el resto del mundo tenga que cesar su actividad y cerrar sus puertas’.
Se pone de este modo fin a un triste epílogo de un equipo que ha sido todo un ejemplo de superación. Empezó desde muy atrás, fue capaz de superar el pasado año a su gran rival, Caterham, con muy pocos recursos e incluso esta temporada hizo historia al sumar dos puntos en Mónaco gracias al recital de Jules Bianchi.
Precisamente el accidente del francés y la retirada de la competición cierran uno de los capítulos más tristes en la historia de la F1.