Ortega, Santo Patrono de las guerrillas

Con motivo de las festividades del Día de Muertos –¡salud!–, el inefable gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega, poseído por no sé qué espíritu fanfarrón, desde un restaurante ?de Chilpancingo, se «aventó» una jalada monumental.
Haciendo gala de la autoridad política y moral de las que está investido — y festejando su propio Walpurgis–, y después de reconocer a Enrique Peña como «gran elector» y ofrecerle que «no lo defraudará», hace el favor de voltear hacia el suelo ¡y ofrecer su alta investidura a los grupos subversivos!
Cual si fuera un Ho Chi Minh o un Manuel Tirofijo Marulanda del nuevo siglo veintiuno, el «simpatías» Rogelio Ortega? –desde el brioso corcel de Guerrero– convoca a los grupos guerrilleros de todo género y ubicación nacional, a unirse bajo su protección.
“¡Santas cartucheras!”, diría Robin a Batman.
Envalentonado por haber incorporado a su gabinete a ilustres personalidades presupuestívoras que confunden la burocracia con la democracia –como la sanguijuela de «El Pino» llorón y sesentayochero, promotor de “El Gordo” Aguirre–, Ortega cree que su cobija alcanza para todos.
Reta, desde su alto sitial de Interino, a que, «sin que se quiten la capucha», lo tomen como un interlocutor y se sienten a su alrededor todos los grupos guerrilleros del país, en general, y de Guerrero, en particular: ERPI, EPR, EZLN y circunvecinos, similares y conexos, en «un diálogo abierto, franco, sincero de todos los actores, con su gobernador…».
Ya en la estratosfera, acusa a la Asamblea de estudiantes y familiares de Ayotzinapa, de haberlo desconocido, gracias a sus excesos y pifias, como gobernador de Guerrero. Añadió que las protestas del Movimiento Popular Guerrerense han sido pacíficas ¡y no lograrán impacientar su tolerancia!
«Yo le entro al debate también –dijo– y les resuelvo sus pliegos petitorios».
“¡Santo Santa Claus!”, diría Robin a Batman.
Nominado por su madrina, Rosario Robles, para ser galardonado con el «Guerrillero del Año” por el Ateneo de Angangueo, ese honorable grupo académico se ha declarado totalmente rebasado por tamaña proposición y ha bajado definitivamente las cortinas.
¿Quién se ha creído este papanatas?
¿A nombre de quién habla este mequetrefe?
¿Ya le habrán dicho de qué se trata el problema, o está jugando a darle rienda suelta a sus locuras tropicales y burdeleras?
¿No se ha dado cuenta el daño que está haciendo?
Y “el gran elector” ¿qué justificación va a inventar?
GRACO, ¿LO QUIEREN VOLVER NARCO?
Por esos caminos que llevan al sur, se aparece otro fantoche: el tabasqueño Graco Ramírez Garrido Abreu, quien en mala hora “gobierna” Morelos.
Ante las innumerables denuncias públicas de presuntos casos de corrupción que hasta los miembros de su gabinete propalan por lo bajito –“no deja nada; todos los bisnes son para su familia”– Graco se victimiza. Infantiloide.
Dice ser blanco de ataques que dizque porque empresarios, periodistas y hasta el gobernador de otra entidad –¡nombres, nombres!– insisten en que pacte con los narcotraficantes, tal y como dice que lo hicieron sus antecesores en la titularidad del gobierno morelense. Infantiloide. También cínico.
¿Por qué no denuncia ante el ministerio público a esos “malos” interlocutores? ¿Por qué prefiere ser cómplice?
Puro bla, bla, bla.
Un bla, bla, bla que, además, magnifica en espacios mediáticos pagados con recursos de los contribuyentes y en donde soterradamente lanza acusaciones en contra de los miembros del Poder Legislativo de Morelos, a quienes acusa de mantener nexos con el crimen organizado… tan de moda en estos días.
La verdad monda y lironda tras esos excesos es otra. Acusa falazmente a los legisladores porque éstos le están demandando remueva del cargo de secretario de (in)Seguridad Pública Jesús Alberto Capella Ibarra, de triste trayectoria en Baja California y, ahora, en Morelos donde no cesan los secuestros, ni el cobro de piso, ni innumerables crímenes que atentan en contra de la sociedad.
La verdad monda y lironda es que los legisladores morelenses ya anunciaron que no van a autorizar un nuevo endeudamiento por 1 mil millones de pesos que Graco pretende –¿de a cuánto la comicha?—contratar.
¿Por eso es que lo quieren volver narco, como se victimiza?
¿Lo quieren volver?
Otro “chucho”, pues, que la ciudadanía tiene que padecer, ¿hasta cuándo?
SOBRE LOS APLAUSOS A EPN
No cabe duda que la buena lectura del periódico en México es una cuestión exclusiva para iniciados.? Y es que ayer se destacó una nota en la que se reseña que los contratistas reunidos en Los Pinos para la presentación de la nueva Ley de Obra Pública, al llegar EPN al salón del evento, lo recibieron con un aplauso prolongado, a escasas horas de ser informado de la detención de los Abarca-Pineda, en el feudo Mar-chelista de Iztapalapa y en una casa que le consiguió la gruyera Noemí Berumen.
A lo mejor EPN pensó que el aplauso se refería a su tenaz labor en la dirección de las pesquisas para encontrar a los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Sin embargo, como es el último en enterarse de las tareas de seguridad, a lo mejor pensó que el aplauso era porque a esas horas él ya sabía que Obama había ganado las elecciones en EU (jejeje), o que le estaban agradeciendo el articulado favorable, muy favorable, de la nueva ley.
Ninguna de las tres. El aplauso sólo es la porra organizada por los pudientes, para que él se mantenga en su zona de confort, no la haga de tos y apechugue lo que se dice en todo el país –y en el exterior– sobre su gestión.
También, para que no le haga caso a los que piden su renuncia y «aguante vara», como él mismo le dijo a Rosario Robles y como en su momento le recomendó Fox al ya finado Carlos Abascal.
No te frunzas, el juego apenas empieza, parece que le dijeron los contratistas al inquilino de los Pinos.
¡Qué dura es la realidad! ¡EPN cayó 23 puntos de la lista de poderosos de Forbes! ¡Del 37 al 60!
¡Bienvenido a la fama! ¿O a la infamia?