El Eibar robó la fe al Rayo de Aquino

El Eibar, con un doblete de Arruabarrena y otro gol más del italiano Piovaccari, se llevó una sufrida victoria (2-3) de Vallecas ante un Rayo que creyó en la remontada hasta el final y logró igualar la contienda en un minuto de oro con dos tantos del brasileño Leo Baptistao.
El conjunto madrileño, espoleado por su afición y con la responsabilidad que da jugar como local, llevó la iniciativa desde el principio del partido y suya fue la primera ocasión a los veinte minutos con un disparo de Leo Baptistao que rebotó en Ekiza y acabó con el balón en el lateral de la portería.
Esa acción fue el reflejo de lo que se estaba viendo sobre el césped, con un Rayo dominante y un Eibar replegado atrás basando su fútbol en acciones a la contra para aprovechar la velocidad del italiano Federico Piovaccari.
Según pasaban los minutos, el Rayo, a su ritmo, fue ganando metros sobre el campo rival y mediada la primera mitad gozó de una doble ocasión para adelantarse en el marcador con sendos remates de cabeza de Gael Kakuta y Antonio Amaya que sacaron los defensas visitantes en el área pequeña.
Poco después, el conjunto madrileño perdió a su portero, Toño, lesionado en la pierna izquierda. Su sustituto, David Cobeño, apenas tuvo tiempo de calentar antes de saltar al césped y debutar en el campeonato.
Cuando más controlado parecía tener el Rayo el partido, un balón colgado desde el costado izquierdo terminó con un ligero contacto entre el lateral izquierdo franjirrojo Nacho Martínez y el defensa eibarrés Eneko Bóveda que el colegiado Iglesias Villanueva decretó como penalti. Desde los once metros, el capitán Mikel Arruabarrena no falló y adelantó a su equipo.
En la segunda parte, el Eibar, consciente de que el Rayo sin la posesión y con presión sufre mucho, apeló a esas dos máximas para incomodar a su rival y ampliar su ventaja con un tanto de Piovaccari, quién recogió un balón a la espalda de la zaga y en el mano a mano con Cobeño no falló.
La respuesta al gol del técnico rayista Paco Jémez fue sacar al extremo luso Licá y quitar al central portugués Zé Castro, a quién regañó ostentosamente una vez que éste se sentó en el banquillo.
El atrevimiento por jugar con tres centrales imprimiendo un carácter netamente ofensivo a su juego tuvo recompensa para el Rayo en un minuto de oro, del 68 al 69, cuando marcó dos goles por medio del brasileño Leo Baptistao. El primero de cabeza a un centro desde la izquierda y el segundo con un remate ajustado al primer palo a centro de Kakuta.
Esos dos goles llevaron la locura a la grada y auparon al Rayo, que a partir de entonces comenzó a creer en serio en la remontada, aunque se despertó de su sueño a falta de cuatro minutos para el final, cuando Abraham puso un centro desde la banda izquierda y Arruabarrena, a la carrera y anticipándose a su marcador, anotó el tercero para el Eibar.