El camino de las 23 mil veladoras

Las almas están por llegar. Preparen las enchiladas y
los uchepos Las tradiciones michoacanas del Día de
Muertos se encuentran entre las más bellas de México. Con una larga historia y simbolismo de sus raíces purépechas, además de sus atractivos naturales, las convierten en una experiencia inolvidable para los visitantes que disfrutan de la hospitalidad lugareña. Te recomendamos llevar alguna ofrenda, como una veladora, para participar de los eventos locales.
Una de las actividades más conocidas durante la animeecheri kúinchekua, o Fiesta de las ánimas, es la velación que se realiza en la zona lacustre del estado de Michoacán. Esta consiste en la iluminación de los panteones toda la noche y participan más de 20 pueblos. Los purépechas ven estos días como una oportunidad de reunirse con sus seres queridos que ya no están presentes en cuerpo, pero si en espíritu.
Además de las tradicionales ofrendas en los panteones y casas, y las cenas familiares el 1 y 2 de noviembre, en algunas poblaciones se realiza la ketzitakua, que significa «ofrendar o poner algo a la mesa». Es una ofrenda que se coloca con regalos de la comunidad purépecha en las casas de las personas que fallecieron ese año. Las más llamativas son las de Cuanajo y San Lorenzo, que se llevan en caballos de madera y de varas cubiertas de orquídeas, respectivamente.
En los últimos años se ha hecho popular la tradición del Festival de Velas. En Uruapan se colocan casi 23 mil veladoras desde el centro del pueblo hasta el panteón. A lo largo del camino los asistentes ven representaciones artísticas como danzas y música acerca de la muerte. Parte de este camino se atraviesa un sendero de piedra labrada junto al río Cupatitzio, el «río que canta».
De acuerdo con Roberto Fernández, Director de turismo de Uruapan, es una tradición familiar y una buena oportunidad para probar la gastronomía de la región, con platillos tan típicos como las enchiladas, los uchepos (un tipo de tamal dulce) y sus famosos atoles, entre ellos el blanco y el de changunga, una fruta parecida al nanche.