Con preocupación, la Iglesia Católica potosina advirtió el retorno de un clima de hostilidad y violencia, como el registrado hace 46 años, aquel 2 de octubre de 1968, cuando el autoritarismo de Estado se cebó en la integridad y la vida de miles de estudiantes, en la Plaza de las Tres Culturas.
El vicario arquidiocesano, Benjamín Moreno Aguirre, convocó a la sociedad para ser más exigente, más demandante y subrayó el apoyo de la Iglesia para que todos los candidatos a cargos de elección popular sean sujetos a los exámenes a que comúnmente se sujetan a los ciudadanos para realizar trámites de carácter público, para ingresar a las escuelas, para incorporarse al sector productivo, para acceder a los sistemas de salud.
Por ello, indicó cualquier ciudadano que aspire a un cargo de elección popular debe sujetarse a un riguroso examen, desde la revisión de la salud, hasta el conocimiento de su estatus jurídico, para cuidar que no tenga antecedentes penales que después comprometan a la ciudadanía.
De esta manera la Iglesia, a través del Vicario General, se pronunció en pro de la aplicación de exámenes de antidoping a los aspirantes a cualquier cargo de elección popular. Dijo a este respecto que:
—Crecer en la democracia, implica también crecer en todas estas leyes y procedimientos que dan certidumbre y propician el trato igual entre los ciudadanos, en los derechos y en las obligaciones.
Aseveró que las instituciones del Estado están obligadas a actuar en un marco de justicia, con equidad y honestidad y transparencia, porque “cuando no hay honestidad en las instituciones, siempre se estará desprendiendo de su actuación la inconformidad social y, por ende, los brotes de violencia.
Subrayó que los signos que se desprenden de los hechos registrados el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, el país vive momentos sumamente dramáticos que traen a la memoria, precisamente, los acontecimientos registrados hace 46 años en la Plaza de las Tres Culturas, en la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco: El ataque letal contra los jóvenes normalistas de Ayotzinapa. Un hecho que duele a México, que no es justo cuando se va creciendo en las leyes y en la democracia.
Lamentó que desde hace ya más de un mes aún se mantenga el estatus de desaparecidos para los 43 normalistas de Ayotzinapa. “Imaginen la angustia, el dolor de las familias y, observen la inestabilidad que provoca esto en el ambiente social.
“Creo que las instituciones, los partidos políticos y todos los que tenemos que ver con la vida social, tenemos la obligación como instituciones de buscar la transparencia y lo necesario para que no brote la violencia”, sustentó el sacerdote.
