Deploran autopensión a diputados

Una total condena y reprobación emitió ayer la Iglesia Católica al proyecto de los legisladores locales de, no conformes con los emolumentos que perciben por el ejercicio de los cargos de representación que ostentan y que son de suyo agraviantes para la pobreza de la mayoría de sus representados, aún pretenden suministrarse mayores privilegios en el rubro de las prestaciones.
Esto porque los diputados pretenden otorgar pensiones vitalicias a los servidores públicos como gobernadores, presidentes municipales y a los propios legisladores.
La institución religiosa potosina convocó a los legisladores a normar criterios y a cesar en su interés de aprovechar sus encomiendas de representación social en su propio, personal y exclusivo beneficio.
El portavoz de la arquidiócesis, Juan Jesús Priego, reprochó las altas percepciones económicas –que estimó en 127 mil pesos mensuales, más las prestaciones—, que se han auto-otorgado los legisladores y que el común de los mexicanos jamás obtendrá, en toda una vida de trabajo.
En contraste con el espíritu de rapiña de estos malos servidores públicos, observó el esfuerzo que hoy realizan los pequeños empresarios, que aún teniendo números rojos, luchan por mantener a cuatro o cinco trabajadores, para no dejar desprotegidas a sus familias.
Indicó que el conocimiento de ese interés, per sé ofende a la ciudadanía, por lo que recomendó que “más vale que no toquen ese tema”.
—¿La Iglesia reprueba esta iniciativa?
—Sí, así es. No se puede (y esto lo señala y mandata la norma constitucional) en beneficio propio –subrayó.
Definió las percepciones de los diputados locales como ofensivos, como “sueldos estratosféricos”.
—¿No tienen perdón de Dios? –preguntó un reportero, lo que provocó la risa del entrevistado y los entrevistadores.
En opinión de Priego Rivera debiera existir un mecanismo regulador que no permitiera “ni la ofensiva concentración de la riqueza, ni la ofensiva pobreza en que se encuentran millones de compatriotas y miles de millones de seres humanos dispersos en el planeta”.
Llamó a analizar el sistema económico a fin de darle una orientación social, porque aún dentro del sistema capitalista –como lo ha mostrado la Alemania contemporánea—, es posible darle un sentido social y con un alto contenido humanista.