Trastornos del sueño, pesadillas de la salud

Bosteza a menudo y tiene somnolencia todo el día?, ¿le cuesta concentrarse y tiene mal humor?, ¿no descansa al dormir y su familia se queja por sus ronquidos? ¡Atención! Puede sufrir un trastorno del sueño, padecimiento que daña progresivamente la salud, deteriora su nivel de vida y pudiera desencadenar daños mayores.
Trastornos del sueño, pesadillas de la salud
La situación es grave pues, según se estima, «la tercera parte de la población padece alguno de los trastornos de sueño conocido; hablamos de varios millones de mexicanos que han vivido con alguno de estos padecimientos y nunca han sido atendidos». Es la opinión del doctor Reyes Haro Valencia, director de la Clínica de trastorno de Sueño, de la Universidad Nacional Autónoma de México, para quien el desconocimiento es la principal causa de este problema.
Si tomamos en cuenta que el sueño es «un estado con múltiples funciones fisiológicas, no sólo desde el punto de vista cerebral, sino también respiratorio, cardiaco y muscular, con el fin de conservarnos en buen estado y recuperarnos de las funciones realizadas durante el día», como indica el especialista, la consecuencia de dormir mal es obvia: bajo rendimiento en nuestras actividades, mal humor, falta de concentración, quedarse dormido en cualquier sitio e incluso sufrir accidentes o problemas circulatorios.
El buen dormir y sus trastornos
Un trastorno del sueño es «todo aquello que afecta el funcionamiento óptimo del organismo durante el sueño, e impide la progresión paulatina y sistemática de las distintas etapas que conforman el dormir, que se manifiesta varias veces por semana, o bien, cuando se establece de manera crónica», aclara el Dr. Haro.
Normalmente, explica, un adulto debe dormir entre 7 y 8 horas, e invertir 10 minutos en promedio para entrar en dicho estado. Entonces inician cambios en el organismo que determinan 5 etapas del sueño: la primera dura 10% del tiempo ya citado, y a través de ella se abandona la vigilia; la segunda ocurre en el 50% de la noche, y en conjunto forman el «sueño ligero».
Las etapas 3 y 4 sirven para restaurar las funciones del cuerpo, y durante ellas, entre otras cosas importantes, secretamos la hormona del crecimiento: los niños se desarrollan y en adultos crecen pelo y uñas al mismo tiempo que la piel se modifica; ocupa 20% del tiempo recomendado para dormir. La quinta, denominada de movimientos oculares rápidos, se presenta cíclicamente, cada 90 minutos, aproximadamente cinco veces por noche; en ella soñamos, cae nuestro tono muscular completamente, aumentan la frecuencia respiratoria y cardiaca, y consume otro 20% del tiempo.
De acuerdo con el médico, si una persona no cursa de la etapa 3 en adelante se sentirá irritable, cansada, presentará dificultad para concentrarse, disminuirá su eficiencia en las actividades diurnas, y a largo plazo condicionará cambios en la habilidad de la persona.
Padecimientos más comunes
Fue a partir de 1960 que se describieron los primeros trastornos del sueño, y desde entonces se han formado especialistas y clínicas donde se atienden estos problemas y se siguen realizando investigaciones. De acuerdo con el Dr. Reyes Haro, los padecimientos más frecuentes en la población adulta son insomnio (con cerca de 20 causas), y su contraparte, la «somnolencia diurna excesiva».
Pero no son los únicos. En los neonatos (recién nacidos) se presenta el síndrome de muerte súbita infantil (muerte de cuna), mientras que en la infancia son comunes las parasomnias: sonambulismo, terror nocturno, enuresis (mojar la cama) y bruxismo (rechinido de dientes), en tanto que las alteraciones en horarios de sueño y vigilia (técnicamente llamadas «trastornos del ritmo circadiano») son propios de ancianos.
Respecto al insomnio, el Dr. Reyes Haro afirma que «consiste en dificultad para conciliar el sueño, varias interrupciones una vez que el sujeto ha logrado dormir o despertar mucho antes de lo que se desea para iniciar actividades; alguno de estos tres síntomas o quejas siempre va acompañada de sensación de sueño inadecuado».
Hay tres grupos de pacientes principales: el psicofisiológico, que sólo ha desarrollado dificultad por una situación emocional intensa, pérdida afectiva o preocupación, aquellos que crean adicción a medicamentos para dormir y los que roncan.
Los primeros sufren insomnio pasajero, pero por mal diagnóstico y uso inadecuado de fármacos pueden derivar en el segundo grupo. «El médico general prescribe un medicamento hipnótico sin aclarar que debe usarse por poco tiempo, por tanto, se genera dependencia» y el paciente incluso necesita aumentar la dosis para dormir. «Sin embargo, la mayoría de estos productos reducen el sueño restaurador y aumenten el ligero, por lo que se tiene la sensación de no dormir», aclara el Dr. Haro.
En cuanto a quienes roncan, explica que despiertan constantemente como consecuencia del ruido que producen, y durante las pausas entre ronquidos, llamadas apneas, el paciente deja de respirar desde 10 segundos hasta más de 2 minutos en casos severos.
Esto es frecuente en gente obesa, debido a que la grasa en el cuello y la relajación de los músculos de la zona.