Victoria de partido prorruso es un peligro en Letonia

La primera ministra letona, Laimdota Straujuma, advirtió hoy de que una victoria del partido prorruso Armonía en las elecciones parlamentarias que se celebran este sábado en el país báltico amenazaría su independencia.

«Tengo algunos temores. Armonía viaja a Estados Unidos, a Bruselas, pero también a Moscú» , dijo Straujuma a los periodistas locales tras depositar su voto por el partido Unidad, al que pertenece.

La jefa del Ejecutivo, primera mujer al frente del Gobierno en toda la historia de Letonia, manifestó su esperanza de que su partido se convierta en la fuerza política más votada en los comicios de hoy en contra de todos los sondeos, que dan como favorito a Armonía.

Según el sondeo publicado SKDF en el último día de campaña, la formación que representa los intereses de la numerosa minoría rusa en Letonia, encabezada por el alcalde de Riga, Nil Ushakov, obtendrá el 18,4 por ciento de los votos.

El mismo sondeo da a la conservadora Unidad de la primera ministra un 11,9 por ciento de los votos, una posición que en cualquier caso otorgará a la formación el liderazgo en la más que previsible coalición de centroderecha que reemplazará seguramente a la actual.

Todos los expertos apuntan a que la actual coalición, integrada por todos los partidos con representación en el Parlamento con la excepción de Armonía, volverá a ponerse al frente del Gobierno para dejará en la oposición a la formación prorrusa, que entre otras cosas se ha pronunciado en contra de las sanciones adoptadas por la UE contra Moscú por su papel en la crisis de Ucrania.

Según SKDF, Unión de Verdes y Campesinos logrará el apoyo del 11,3 por ciento de los votos, mientras que la nueva formación Corazón por Letonia será apoyada por el 9,1 por ciento de los votantes.

Unión Nacional-Todo por Letonia, considerado un partido ultranacionalista, ocuparía los últimos escaños del Parlamento letón con el 9,3 por ciento de los votos tras la reciente desaparición del Partido de las Reformas, la mayoría de cuyos miembros se han pasado a Unidad.

Unos 300.000 habitantes del pequeño Estado báltico, principalmente rusos instalados en el país cuando éste formaba parte de la Unión Soviética, no podrán acudir a votar por su condición de «no ciudadano» que les priva de algunos derechos fundamentales.