Resignación: ¡No!

El caso de los jóvenes muertos, heridos y desaparecidos luego del ataque de la policía municipal de Iguala, refleja la realidad del país en muchos más ambientes, no sólo el de la violencia corporal o con armas de fuego. Advierte de la violencia que a procreado el mismo sistema.
Hay quienes advierten a los familiares que aún buscan a sus chicos –tras el ataque en Iguala–, que incluso para las autoridades se encuentran en calidad de desaparecidos y que ya son buscados a través de operativos del mismo Ejército; que ya ni los busquen, para qué. Como si se advirtiera del destino fatal de estos jóvenes.
Serán pocos los resignados aunque tengan de por medio para encontrar a sus hijos, hermanos, sobrinos; a la misma justicia que les arrebató o mutiló a su familiar.
¿Resignación? Nunca. Si el camino es el sistema que convalida, despoja y nos advierte como simples objetos de las circunstancias; es cierto que en ese mismo esquema es que se debe buscar la verdad. Pero eso no garantiza ninguna paz, ni conformismo.
En México se resiente una violencia desde familiar hasta gubernamental y sólo en el ámbito legal podemos buscar justicia; pero encontrar resignación y paz puede ser el camino más difícil de transitar y de llegar a la meta.
La vida de cientos de familias se convulsionan por la violencia que impera en el país y las autoridades parece que el único camino que tienen para que los ultrajados encuentren justicia, es los tribunales.
De hecho más que requerir de una justicia pronta y expedita –que además es una falacia. Lo que se pretende es un país no sólo seguro, sino con más oportunidades que la educación y el empleo que incluso permita la sensibilización del ser.
Resignación: ¡Jamás!
Acta Divina… El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, lamentó los hechos violentos registrados en Iguala, Guerrero, en los que perdieron la vida seis personas el fin de semana pasado al tiempo que llamó al gobierno de la entidad a asumir su responsabilidad y sancionar a quienes resulten culpables en este caso.
Para advertir… Ya basta de que nos digan: Disculpe usted, la violencia es la realidad.