Yves Saint Laurent, el genio atormentado

Ser amo y señor de la alta costura francesa poco le significó para ser feliz. Consagrarse como uno de los diseñadores más aclamados de la moda tampoco importó para que Yves Saint Laurent saliera del fango mental que lo hundió hasta su muerte.
Saint Laurent (1936, Argelia – 2008, Francia) es considerado uno de los creadores de mayor impacto cultural y comercial de la moda de lujo. Su habilidad por el dibujo y la interpretación de siluetas lo convirtieron en un diseñador de prestigio que rompió con el mito de que la juventud está lejana al éxito.
Pero como la mayoría de los genios, su camino estuvo marcado por los extremos. Su vida personal se colmó de escándalos amorosos y tratamientos psiquiátricos. En su faceta laboral derrochó perfección, excentricidad y ventas millonarias que lo llevaron a fundar un imperio que hizo temblar a Chanel y Christian Dior.
¿Qué tuvo de diferente? Todo. Yves probó los éxitos más dulces de la moda junto a grandes colegas de la alta costura y políticos y artistas —como el ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni— enaltecieron y popularizaron su obra, pero también enfrentó los tragos amargos del infortunios, del desamparo familiar, el desempleo y la codicia de sus cercanos colaboradores.
A los 18 años ascendió en la “monarquía francesa de la moda” de la mano de Christian Dior, que antes de morir en 1957, lo afilió a su ya entonces glamoroso taller ese mismo año, confiando ciegamente en el talento y habilidad que el joven tenía para seducir a las más exigentes pupilas con cortes y texturas que fueron consideradas adelantadas a su época.
Yves arrastraba con traumas marcados desde la infancia. En las escuetas entrevistas que concedió, argumentó el tormento del que fue objeto al manifestar su lado sensible y femenino, así como su afición al dibujo de siluetas y la manipulación de telas y colores. Aunque su crecimiento en la ciudad de Horan fue rodeado de lujos al provenir de una familia económicamente fuerte —sus padres eran propietarios de salas de cine y agencias de seguros— la infelicidad que el diseñador presumió en toda su vida se debió a los trastornos depresivos que aumentaron en su afán por controlar la soledad.
Con la única certeza de que el diseño era su vocación, con tan solo 18 años de edad Saint Laurent mostró por primera sus trabajos en las convocatorias de la Secretaría Internacional de la Lana, donde se instaló en el tercer lugar de preferencia en 1950.
Ahí Michel de Brunhoff —entonces redactor de Vogue— lo invitó a perfeccionar su técnica de confección y diseño en la prestigiada Chambre Syndicale de la Couture, en París. Tras un año de estudio, la fama del argelino despuntó nuevamente en el concurso internacional destronando del primer lugar al experimentado Karl Lagerfeld —actual creativo para Chanel— y que en ese momento acaparaba la atención al ser la mano derecha del francés Pierre Balmain. La sociedad recibió a Yves como el nuevo sucesor de Coco Chanel.
El editor De Brunhoff animó a Saint Laurent a solicitar asesoría de Christian Dior, quien sin pensarlo dos veces lo arropó dejándolo como responsable de la dirección creativa de su casa de alta costura.
Durante los dos años que Yves lideró la marca, logró proyectar internacionalmente el concepto de “New Look” de Dior, causando un repunte financiero de la marca que atravesaba por problemas administrativos directos a la quiebra.
Poco le duró el nombramiento de jefe creativo en la filas de Dior. A principios de los 60, Marcel Boussac, propietario de la firma, decidió excluirlo de la empresa —eligiendo a Marc Bohan—, luego de que Yves fue requerido para prestar servicio militar francés, que anteriormente había evadido ante las influencias de Christian.
Se dice que las agresiones y acoso que Saint Laurent sufrió en la estancia militar ocasionaron que el diseñador se sumiera más en la depresión, además de hacerse dependiente a medicamentos tranquilizantes que combinaba con alcohol.
El diseñador fue ingresado al psiquiátrico de Val-de-Grâce y con la ayuda de su amigo y después pareja sentimental, Pierre Bergé, Yves logró salir del sanatorio y pedir la liquidación correspondiente de Dior. Con el dinero el creativo echo andar su boutique de alta costura.