Minifaldas y vestidos de moda no serán prohibidos en los templos

El uso de la minifalda y de otros vestuarios de moda, al interior de los tempos y en las ceremonias religiosas, que han sido objeto de fuertes críticas por sacerdotes, religiosos y feligreses, no adquirirá un estatus de prohibido, aunque sí un llamado al respeto, la prudencia y el sentido común.

Lo anterior fue manifestado ayer así por el Vicario general de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Benjamín Moreno Aguirre.

La Iglesia Católica no puede imponer normas drásticas y tajantes en la manera de vestir de los feligreses, pero sí puede acudir al sentido común de los mismos.

Indicó, en ese tema, luego de que volviera a discutirse el uso de prendas consideradas como inadecuadas para asistir a una ceremonia religiosa, como las minifaldas, los hot-pants, los mallones, los escotes pronunciados y vestidos abiertos, que sobre este tema, en que la Iglesia sólo puede llamar al sentido común.

Esto porque se acostumbra desde hace algún tiempo el uso de prendas que para muchos feligreses resultan impropias para presentarse en un templo de culto, en las bodas, los quince-años y algunas otras presentaciones, en las que puede observarse el uso de prendas que no se corresponden con un templo, pero sí con un salón de fiestas.

El vicario general, añadió que además, está la influencia de “la moda”, especialmente sobre los y las adolescentes, por lo que se sugiere en todos los casos normar criterios al respecto.

Asimismo, Moreno Aguirre reconoció que en algunos casos, y debido a la crisis económica, “la gente viste lo que tiene” pues, añadió, “no somos un pueblo que tenga muchas posibilidades en ese sentido, en referencia al uso de mini-prendas y pantalones ajustados, así como de ropa rasgada, muchas veces a propósito.

Por otra parte, también destacó que la Iglesia Católica no ha impuesto una edad para el bautizo, sin embargo, dijo, la costumbre en México, como lo señalan algunos estudios socio-religiosos, es que en un 93 por ciento se prefiera la presentación al templo a unos pocos meses de nacido el bebé.

Sin embargo, dijo, en ocasiones se retrasa la ceremonia del bautismo, por muchos motivos, y entre ellos el económico, no necesariamente de falta de fe, pero también puede ser por causas de enfermedad o… por desidia.

La costumbre, sin embargo, para el 93 por ciento de las personas consultadas en el más reciente estudio socio-religioso, es la de presentar a sus hijos al bautismo a los pocos meses de nacidos.