PAN 75 años (1) Entre el PNR 1929, PRM 1938 y PRI 1946

En septiembre 1928, en su cuarto informe de gobierno manchado por el asesinato del general Alvaro Obregón como candidato presidencial triunfador, el presidente Plutarco Elías Calles invitó —aunque en realidad retó— a la oposición conservadora a institucionalizar sus acciones con un partido formal y llevar la lucha política al parlamento. Ya por entonces Manuel Gómez Morín estaba trabajando justamente en la construcción de un partido político.
El desafío de Elías Calles no era sólo una bravuconada: por las sospechas de haber sido el autor intelectual del asesinato del primer ex presidente después de Porfirio Díaz que se iba a reelegir y el propio Elías Calles como autor de la reforma reeleccionista, el mandatario necesitaba de una distracción. Pero hubo también inteligencia y astucia políticas: el fin de los caudillos necesitaba instituciones; sin la figura dominante de Obregón, los revolucionarios tenían sólo la perversidad de Elías Calles. De ahí que buscara diluir el caudillismo moral de Gómez Morín, su colaborador, en un partido, y llevar la lucha al campo institucional.
Asimismo, Elías Calles —que no sabía de teoría política pero tenía una intuición política basada en las tácticas y estrategias militares— buscaba la construcción de un sistema de partidos que terminara con la lucha fratricida por el poder, aunque con suficientes candados para controlar el poder por la vía institucional. Con habilidad, Calles se negó a reelegirse luego de la muerte de Obregón, aunque se quedó como el hombre fuerte de la revolución en el cargo de “jefe máximo”. El primero de diciembre de 1928, horas después de entregarle la presidencia al interino Emilio Portes Gil, Elías Calles firmó el primer manifiesto de formación del Partido Nacional Revolucionario. Pero días después anunció su renuncia y su paso a la vida privada, aunque controlando el poder sin aparecer. Al final de cuentas, Elías Calles tenía el control de los hilos de poder de todos los poderes fácticos, sobre todo de los militares.
El nacimiento del PAN no se dio en el vacío político sino que tuvo el escenario del fortalecimiento del partido de los revolucionarios: Lázaro Cárdenas fue hecho presidente del PNR por Elías Calles, Cárdenas llegó a la presidencia y radicalizó el discurso hacia el socialismo y la expropiación petrolera llevó a la fundación del corporativo Partido de la Revolución Mexicana. Así, el periodo político 1928-1938 marcó el espacio de formalización del PAN.
La crisis política del cardenismo 1936-1939 llevó al dilema de una sucesión revolucionaria o de espacio de despresurización política. Elías Calles, defenestrado por Cárdenas en 1936, dejó que sus seguidores buscaran alianzas conservadoras con los anticardenistas, entre ellos el PAN en construcción. Cárdenas no aguantó la crisis de 1939 y en 1940 se decidió por Manuel Ávila Camacho para sucesor, abandonando a los revolucionarios radicales que pasaron a la oposición ideológica pero sin romper con el sistema eliascallista.
CONTRAPUNTO CÁRDENAS-GOMEZ MORÍN
Manuel Gómez Morín no era un conservador sino un intelectual racional. Su oposición al radicalismo cardenista se basaba más bien en los enfoques liberales, de respeto a las individualidades, de oposición al Estado dominante y absolutista. En 1938, días después de la expropiación petrolera, Cárdenas encontró la oportunidad política para anunciar la reforma del PNR que ya venía cocinando desde 1931 como presidente del PNR.
Animado por el efecto social de la expropiación, Cárdenas dio un paso al vacío porque luego ya no pudo sostenerlo en su sucesión presidencial. En la Declaración de Principios y Programa del PRM, Cárdenas había definido su proyecto ideológico:
3. Reconoce la existencia de la lucha de clases, como fenómeno inherente al régimen capitalista de la producción, y sostiene el derecho que los trabajadores tienen, de contender por el poder político, para usarlo en interés de su mejoramiento, así como el de ensanchar el frente único, con grupos que, sin pertenecer al trabajo organizado, tengan, no obstante, objetivos afines a los de éste. Las diversas manifestaciones de la lucha de clases, sujetas a los diferentes tiempos de su desarrollo dialéctico, estarán condicionadas por las peculiaridades del medio mexicano.
4. Considera como uno de sus objetivos fundamentales la preparación del pueblo para la implantación de una democracia de trabajadores y para llegar al régimen socialista.
En nombre de los trabajadores incorporados como nuevo sector corporativo del PRM, Vicente Lombardo Toledano —quien sería echado del PRI por el presidente Alemán por reducirlo a cachorro de Cárdenas, Ávila Camacho y la Revolución Mexicana— radicalizó el discurso y lo colocó de frente a los reaccionarios. Pero el mensaje más importante fue la fundación del binomio de poder Estado-presidente de la república como ejes de la dominación política, económica y social.
La conformación de la estructura de poder realizada por Cárdenas amenazaba con anular disidencias e ideologías no compatibles, a diferencia de Elías Calles que en septiembre de 1928 convocó a la unidad de los revolucionarios en una fuerza partidista pero llamando también a los conservadores a fundar un partido y a participar en el Congreso. El PRM de Cárdenas sacaba la lucha política del Congreso y la llevaba a la dominación del partido vía los sectores corporativos.
El PRM de Cárdenas, por tanto, organizó las estructuras dominantes: militares, trabajadores, campesinos y clases medias dependientes de los programas asistencialistas y las hizo depender del Estado vía el partido en el poder. Por tanto, Cárdenas fue el responsable del modelo del sistema presidencialista de partido dominante a través del control de las clases sociales, al amparo del discurso histórico de las Revolución Mexicana. Fue el modelo que José Revueltas, en la introducción de 1976 de su ensayo de 1958 México: una democracia bárbara, llamó el “Estado ideológico total y totalizador, no totalitario” porque su fuerza se derivaba del “control por parte del Estado de la totalidad de las relaciones sociales”.
Sin embargo, como analiza Vicente Fuentes Díaz en su libro Ascenso y descenso revolucionarios bajo Cárdenas, la élite revolucionaria ya no pudo sostener el ritmo del cardenismo porque el estatismo socializante radicalizó la lucha de clases y encontró debilidad en el PRM. Al final, Cárdenas fracasó en fundar un socialismo hegemónico —no absoluto— porque las clases sociales proletarias carecían de ideología y de fuerza organizativa. Así, la decisión de Cárdenas de fundar el PRM a partir del PRM careció de clases sociales y terminó en 19465 con la transformación en PRI y con decisiones de Miguel Alemán para revertir el cardenismo.
Para molestia de muchos, Cárdenas dejó la presidencia y se colocó en espacios institucionales; en marzo de 1941 dio una muestra de la aceptación del sistema institucional: a convocatoria del presidente Ávila Camacho por la declaración de guerra de México al eje Berlín-Roma-Tokio, Cárdenas apareció en el balcón de Palacio Nacional junto a Elías Calles. El cardenismo se redujo, como lo resumió Revueltas, en “una iglesia sin papa”.
(Buena parte de los documentos históricos fueron tomados del sitio: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6rev.html.)