Esencias masculinas; aromas que conquistan

Desde que el ser humano comenzó a viviren grupos, los aromas tanto naturales como artificiales han jugado relevante papel en las relaciones interpersonales. Ello ha sido la base para el surgimiento de la industria del perfume, una de las más importantes del orbe.
Perfumería, Hombre
En efecto, la preocupación del ser humano por los estímulos olfativos ha propiciado que algunos estudiosos se dieran a la tarea de investigar la procedencia de tales esencias, la forma de capturarlas para crear bases propias y los efectos producidos. La experiencia acumulada durante siglos ha depurado los conocimientos y técnicas en la materia, de modo que ahora podemos disfrutar de diversas fragancias, acordes con cada gusto y necesidad.
Misterioso origen
Aunque su procedencia exacta aún no ha sido confirmada, diversos enciclopedistas señalan que el perfume nació en estrecha relación con la religión, al ser empleado como purificante del alma y ofrenda a los dioses. Ejemplo de ello es el incienso, que se utiliza desde hace cinco mil años en ceremonias. Asimismo, esta actividad se encuentra asociada desde la antigüedad a la ciencia médica pues, en Grecia, Hipócrates, considerado como el padre de la Medicina occidental, utilizaba concentrados aromáticos para combatir ciertas enfermedades; de hecho, el aprovechamiento de la capacidad curativa del olor de las plantas (Aromaterapia) tiene origen en dicho país, de donde viajó a todo el mundo.
¿Por qué Francia?
Cercano al año 1200 de nuestra era ocurrió especial hecho que marca la consolidación de la perfumería como la conocemos ahora. El rey de Francia, Felipe II Augusto (1165-1223) estableció una concesión mediante la cual fijaba lugares de venta de perfumes y reconocía la profesión de sus creadores como tal, así como la utilidad social de tales sustancias.
El decreto fue apoyado siglos más tarde por Luis XIV (1638-1715); así, París se convirtió en la “cuna” del perfume, aunque el posterior protagonismo galo en la materia se debió a razones puramente sociológicas, pues mientras en otros territorios europeos la austeridad era característica destacada del modo de vida de sus habitantes, en la llamada “ciudad luz” el lujo era símbolo de desarrollo de una sociedad más avanzada, lo que en la actualidad ha dejado de suceder, aunque los productos franceses aún conservan su añejo prestigio.
Ciencia transformada en arte
Martha Laura Báez Armas, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de las Américas, campus Ciudad de México, con especialidad en Farmacología y Perfumería, considera este oficio a nivel artístico: “El perfumista desarrolla ‘historias‘ en torno a ciertos temas, lo que define el acorde dominante de la composición y determina la familia del perfume, mientras los tonos secundarios fijan la subfamilia”.
Es así como en esta materia encontramos cinco grandes grupos para ambos sexos, que son: floral, chipres, oriental, hesperidio, madera y uno exclusivamente masculino que es el de las plantas aromáticas.
“Una vez que el comercio de lujo se instaló, la perfumería se fue definiendo poco a poco como verdadero arte con sustancias como heliotropina, vainillina, ionona y los primeros aldehidos (compuestos químicos obtenidos al eliminar hidrógeno de algún alcohol), mientras la química de síntesis, con novedosas notas provocó auténtica revolución olfativa. Fue entonces cuando se reconoció el surgimiento de la perfumería moderna, de la que el varón es gran consumidor”, sostiene la entrevistada.
La experta agrega que “la alacena de la perfumería actual encierra aproximadamente tres mil aromas diferentes de origen natural o sintético, elaborados con cerca de cien materias primas herbales, frutales o de elementos propios de la tierra, divididas en 18 categorías creadas y seleccionadas por su principio olfativo”.
Actualidad
La Lic. en Historia y perfumista por afición continúa su explicación: “A finales del siglo XX algunos creativos intentaron tranquilizarnos con fragancias que nos llevan de vuelta a la infancia, que asocian dulzura de gusto y olores a vainilla, caramelo o leche. Así, el hombre empieza a abrirse a las emociones, y se perfuma para seducir; en reacción a la década de 1980, las nuevas propuestas trajeron la frescura del agua para satisfacer el afán de pureza, con predominio de los perfumes marinos, acuáticos, vegetales y naturales que nos devuelven a los cuatro elementos esenciales: tierra, fuego, agua y aire”.
Respecto a las familias en que se catalogan las esencias, la entrevistada informa: “Los perfumes aromáticos se componen principalmente de salvia, romero, tomillo y lavanda, acompañado de notas hespérides y especiadas. Por su carácter viril, estas fragancia son las de mayor demanda en perfumería masculina, siendo muy apreciadas por evocar ambientes sumamente frescos”.
Sentido indispensable
“El olfato se caracteriza por ser el sentido más rápido en activar el instinto, transportándonos a un mundo de emociones y sentimientos que se escapan a la razón”, segura la experta, y agrega: “Se puede prescindir de otras percepciones, pero no es posible dejar de respirar. Así, los olores se captan en la estructuras más primitivas del cerebro, el denominado sistema límbico (zona que modula las emociones y el estado de ánimo)”. Además, solo olemos aquellas sustancias que que contienen moléculas que se evaporan.