«Nekrópolis» y «Pedazos de Apocalipsis» representan a Jalisco en la MNT

Los encuentros afortunados pueden darse en cualquier ámbito, pero, en el arte, prosperan sólo cuando ya se ha alcanzado madurez o profesionalismo. Y al parecer ésa fue la fortuna de los dos proyectos de teatro de Guadalajara que fueron elegidos a la Muestra Nacional de Teatro que se celebrará durante noviembre en Monterrey: uno es el de una joven compañía que durante seis años ha explorado un conjunto de temas y narrativas; el otro, la coincidencia entre varios artistas con trayectorias diferentes y un texto que, sin que lo esperaran, decía sobre su ciudad lo que ellos querían decir.
En ambos casos, los artistas locales invitados a la Muestra de Monterrey subrayan que, más que el reconocimiento a sus esfuerzos grupales o individuales, el encuentro del próximo noviembre será una oportunidad para el diálogo: dos discursos construidos en Jalisco para confrontarse con los de los demás estados.
Las historias
La exaltación de la violencia
En “Nekrópolis” un grupo acusado de terrorista desentierra cadáveres en Brasil, para subrayar que es el Estado el responsable de la violencia en el país. Seis actores representan a los más de 30 personajes de la obra, subidos en un carro viejo que operan sobre el escenario.
Siete formas de acabar con el mundo
En “Pedazos de Apocalipsis” se discute con varias escenas cómo el hombre, con las varias formas de daño al planeta, está destruyendo su propio entorno.

Un teatro político que alguien tenía que contar
El director Beto Ruiz no sabía que estaría al frente del grupo Estirpe Teatro porque el grupo no existía hasta que él se encontró con los seis actores con que colaboró en una lectura dramática: la del texto »Nekrópolis», del dramaturgo brasileño Roberto Alvim, una provocadora crítica de la violencia ejercida por los Estados en contra de sus ciudadanos.
ctores y director decidieron llevar aquel experimento más lejos, lo produjeron con recursos mínimos, depositaron el peso de proyecto en las actuaciones y un vocho viejo, y confiaron en el texto.
Pese a sus pocas presentaciones, Nekrópolis logró conectar con una porción de público y también de la comunidad teatral local, cuenta Beto Ruiz, quien subraya la afortunada historia del proyecto tomando en cuenta que los siete artistas promotores no buscaban una temporada de funciones, ni fundar un grupo, ni mucho menos aplausos.
“Más que generar un espectáculo de complacencias, era un evento escénico para compartir las preguntas que tenía el texto, para destapar temas. La puesta en escena no buscaba ser agradable, complaciente, sino que contuviera los elementos desequilibradores que contiene el texto. En ese sentido es sorpresivo que la eligieran para la Muestra, porque uno no podría nominar el montaje como ‘bonito’”.
La explicación, opina el experimentado director local, está posiblemente en la estética del montaje, que no es literal ni explícita y exige imaginación del espectador, pero además en que la intensiva reflexión política del texto coincidió con preocupaciones del público tapatío.
“Es un texto que incluso puede parecer panfletario porque tiene un contenido muy directo y de denuncia. Creo que lo que pasa en Guadalajara es que somos una ciudad enorme pero, en términos de participación ciudadana o política, estamos muy por debajo de otras; todavía es tibia la postura del ciudadano.
Pero empieza a haber reacciones y el discurso de la obra, directo sobre las inconformidades sociales, parece que se hace eco de lo que está despertando en Guadalajara”.
En su opinión, hay un “hueco” en la ciudad para el teatro político y «Nekrópolis» se benefició de la ausencia de productos en ese tenor.
Por eso importa, señala, ir a la Muestra Nacional y que este discurso pensado para la ciudad entre en diálogo con lo que hacen los artistas de otros sitios.
La compañía de los que se hacen compañía
«Pedazos de apocalipsis», basado en el texto de Martín López Brie, es el cuarto gran montaje de La Nao de los Sueños, una compañía formada hace seis años y cuyos integrantes piensan dos veces antes de responder si la invitación a la Muestra Nacional de Teatro significa su consolidación.
De distintas maneras, opinan que, en todo caso, es una acreditación del trabajo realizado hasta ahora.
“Ir a la Muestra nunca nos ha quitado el sueño, pero estar adentro es una gran oportunidad, sobre todo de diálogos, de intercambiar experiencias con creadores de todo el país”, plantea el actor Alejandro Herrera.
La clave está en la apertura a las propuestas, aseguran, y en que, como define Ricardo Pérez, “no estamos haciendo la Compañía Estatal de Teatro, ni de la universidad, que son espacios promovidos por una institución en donde se juntan varias personas a recibir un sueldo y trabajar; aquí hemos entendido el término como hacernos compañía, estar uno con otro, compartir experiencias y sentirnos integrados, y tener un espacio para la experimentación”.
Jacqueline Montiel, quien llegó al grupo para hacer su servicio social y trabaja en «Pedazos de apocalipsis» como asistente de dirección y producción, subraya que “todos, por muy maestros o profesionistas que sean, están en preparación constante y la comparten”.
¿Es una compañía el espacio de desarrollo profesional al que puede aspirar un artista de teatro en Guadalajara? La joven productora Ana Escalante opina que sí, en el sentido de que un grupo otorga un espacio de desarrollo.
“La Nao es una compañía que acoge y recibe, que nunca te dice que no.
A mí me ha permitido aprender mucho, dar a conocer mi trabajo, que me hablen de otros lugares porque ya conocen lo que hago.
El grupo te recibe y te pregunta: ‘Va, qué quieres hacer’. Alguna vez nos lo dijeron: los de la Nao son bien aventados. Tienes que aventarte y, en el transcurso, disfrutas muchísimo el riesgo”.
“La compañía es un laboratorio donde, como creador, me dan carta libre: lo que quieras hacer, proponlo y vemos la forma de realizarlo”, define, por su cuenta, el compositor Abraham Calva, director de Ensamble Vocal de la compañía.
“Yo no me dedico de lleno a la música vocal, así que esto me llevó a tomar clases de dirección, por ejemplo, y aprendí más en la experiencia. He visto otros proyectos que se han gestado dentro de la compañía y eso me gusta mucho: que no hay una sola persona que diga: ‘vamos a hacer esto’ y los demás tengan que plegarse. Más bien, se nutre de las habilidades y las capacidades de todos”.