Vuelve a la vida café que Cortázar solía frecuentar

«‘La marquesa salió a las cinco’, pensó Carlos López. ‘¿Dónde diablos he leído eso?’. Era en el London de Perú y Avenida», escribió Julio Córtázar en las páginas de su novela «Los premios» (1960), ambientada en el café London City de Buenos Aires, que el genial autor argentino solía frecuentar.

Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Cortázar, «el London» reabrió hoy sus puertas después de un año cerrado, para ofrecer café y medias lunas a los centenares de transeúntes que cada día pasan por el cruce entre la calle Perú y la avenida de Mayo, en pleno corazón de la capital argentina.

Aunque Cortázar ya no se sentará en ella, «el London», inaugurado en 1954, conserva una mesa con un cenicero en homenaje al escritor y en las paredes, citas de sus obras homenajean al hombre que inmortalizó el establecimiento con su literatura universal.

«Y bueno -dijo López- vamos al London, che, Perú y Avenida», recoge una de esas citas de «Los premios» que hoy adornan las paredes del café en el que fue escrita esta novela, hace más de medio siglo.

«Homenaje y reconocimiento de London City al gran escritor que dejó inmortalizado el nombre de nuestra confitería en una de sus memorables obras», reza una placa en la mesa donde se sentaba Cortázar, apuntan orgullosos los empleados del clásico establecimiento, vestidos de elegante blanco y negro.

La mesa y el asiento Cortázar están ubicados en una esquina del café, retirados y pegados a la ventana, de espaldas a la Casa Rosada que se levanta a pocos metros más allá, en la Plaza de Mayo, aunque los responsables del café afirman que no se sabe exactamente el lugar en el que estaban colocados en la época del escritor.

Además que para el autor de Rayuela, el London City fue también parada habitual de figuras de la cultura y la política como los expresidentes Arturo Illia (1963-1966) o Raúl Alfonsín (1983-1989).

«El London» es además uno de los «Cafés notables» de Buenos Aires, una distinción que reconoce los establecimientos porteños más emblemáticos y tradicionales de la capital argentina. Su nombre es un homenaje a la emblemática tienda de trajes de telas inglesas que ocupó el edificio hasta 1974, llamada «Gath & Chaves».

La cafetería cerró en agosto de 2013 y fue remodelada para recuperar el espíritu original del local, que se había perdido por culpa de sus numerosas reformas, según explicó a Efe la arquitecta María Salazar, del estudio D+Arq, encargado de las obras.

«Los cafés notables conservan en la memoria de la gente algún hito importante de la idiosincrasia argentina», puntualizó Salazar.

«La idea fue restaurarlo (…) se han demolido los cielorasos y hemos encontrado molduras originales», detalló Salazar.

Las puertas del London volvieron abrirse hoy, la víspera del centenario de Cortázar, con una gran afluencia de gente.

«Es habitual que yo pase por aquí y lo vi cerrado tantas veces que me daba pena… un lugar tan importante de Buenos Aires y estaba cerrado», dijo Carlos Moreno, que hoy aprovechó el estreno para volver a sentarse en una de las mesas del London.

«Uno habla de este bar y se acuerda de Cortázar inmediatamente», continuó Moreno, quien destacó la trascendencia de la obra del escritor para la cultura argentina y la literatura en general.
Mañana, en el centenario de su nacimiento, Argentina celebrará a Cortázar con la inauguración de un busto en la Biblioteca Nacional y charlas y coloquios en las que sociólogos y escritores repasarán la importancia de sus obras.

Nacido en Bélgica en 1914, Julio Cortázar se afincó en París, pero visitó frecuentemente Buenos Aires, aunque su obra se mantuvo fiel al espíritu de la narrativa latinoamericana.