Cuidados que las hicieron lucir bellas en la antigüedad

Las mujeres nos preocupamos por sentirnos lindas desde tiempos inmemoriales. Oler bien, maquillarse, cuidar la piel y depilarse son prácticas muy antiguas
Depilarnos, cuidar nuestra piel, maquillarnos, realizar tratamientos de belleza no son cosas que las mujeres inventamos en los últimos años. El cuidado de nuestra piel y la búsqueda por vernos lindas data de miles de años atrás.
Aunque la moda fue cambiando en cuanto a los talles, el color de piel -algunas culturas buscaban una piel excesivamente blanca- y el maquillaje, la dedicación de las mujeres para estar lindas estuvo siempre presente.
Un clarísimo ejemplo de esto eran las romanas, que perseguían un cutis blanco, terso, suave y con las mejillas rosadas. Para eso utilizaban preparados caseros a base de limón, rosa, jazmín, miel y aceite de oliva que nutrían la piel.
Otras -sobre todo las que podían pagarlo- utilizaban baños de leche de burra para exfoliar la piel. Incluso la mismísima Cleopatra era una asidua consumista de estos baños. A la bella reina del Nilo también le gustaba maquillarse con polvo de piedras lapislázuli en los párpados y para sus cejas y pestañas utilizaba sulfuro de plomo mezclado con grasa. ¿Suena muy sano, no?
En Grecia, cuna de la belleza, las mujeres utilizaban materiales peligrosos para lucir más lindas: sin darse cuenta se envenenaban con plomo, lo que les traía mareos, pérdida de la visión y muerte.
Pero sentirse lindas no sólo era un tema de cuidados de la piel y maquillajes. La depilación también formaba parte del combo sexy. Para eso, las egipcias utilizaban una cera fabricada con limón y miel a la que algunas veces combinaban con sangre animal.
Otra vieja técnica depilatoria -que aunque te parezca mentira muchas mujeres todavía utilizan- es la depilación con hilo. Nacida en la India, esta técnica consiste en utilizar un hilo de algodón de aproximadamente 60 cm al que se le unen ambas puntas con un nudo. La idea es que los vellos queden enganchados en los nudos. Al parecer esta técnica es sumamente efectiva e ideal para zonas pequeñas como el rostro. ¿Servirá para las axilas? Quizás sí.
Al respecto de esta zona íntima del cuerpo, la moda fue un punto decisivo que marcó un antes y un después entre las axilas con y sin vellos. Se cree que en 1915, cuando comenzaron a utilizarse las blusas sin mangas las mujeres notaron que algo estaba de más en su cuerpo y lo mismo sucedió con las piernas a medida que las faldas se fueron acortando.
Además de buscar la prolijidad y la belleza, las mujeres también se han preocupado por oler bien. Pensando en épocas antiguas en las que no existían las comodidades para realizarse baños diarios, los perfumes eran un elemento infaltable para ocultar olores indeseados.
Muchos de los primeros desodorantes eran fabricados con pétalos de rosa, lirios y alumbre. La lanolina -que se extrae de la lana de oveja- era otro elemento básico para la perfumería griega.