Charlot, 100 años del icono del cine

El pícaro personaje creado por Chaplin, también conocido como «El vagabundo», traspasó fronteras y dio voz a marginados
Hasta 10 o 12 semanas podían mantenerse en exhibición, en la ciudad de México, a finales de la segunda década del siglo XX, los cortometrajes donde Charles Chaplin representaba a su memorable Charlot, “El vagabundo”.
Todavía no había hecho los largometrajes con su personaje. Las cintas eran presentadas por exhibidoras de Estados Unidos y Francia. México acaba de vivir la Revolución y la Primera Guerra Mundial aún no terminaba.
Charlot, nacido exactamente en 1914, se convirtió muy rápido en el primer gran icono creado por el cine:
“El primero con ese peso universal en todo el mundo; sin importar la cultura, sin importar las razas, el personaje hace reír a la gente”, cuenta José Antonio Valdés, investigador y el Subdirector de Información de la Cineteca Nacional.
En el contexto del 100 aniversario del surgimiento de Charlot, creado cuando Charles Chaplin tenía alrededor de 25 años, la Cineteca Nacional y Cinépolis exhiben un ciclo con seis largometrajes realizados a partir de 1921: “Chaplin para siempre”, compuesto por los filmes El Chico, La Quimera de Oro, El Circo, Luces de la ciudad, El gran dictador y Tiempos Modernos. Todas las copias fueron restauradas.
La que es considerada la primera película donde aparece Charlot es Kid Auto Races at Venice, se trata de un cortometraje de 1914: “El vagabundo pasa de ser ese pícaro, muy parecido a Chaplin, a quien lo único que le interesaba era sobrevivir, para volverse un personaje que le da voz a los marginados, a los pobres”, explica José Antonio Valdés.
El personaje del “Vagabundo” ha conseguido ser la imagen misma de Chaplin. Su capacidad de ser al mismo tiempo actor, director, productor, músico, escritor y sonidista es reconocida en todo el mundo, como lo es también el hecho de que consiguió dar un lugar de primera en el cine al mundo del espectáculo, al vodevil (teatro de carpa).
Raúl Miranda, subdirector del Centro de Documentación de la Cineteca, señala que en Charlot aparecen dos características universales: el dolor y el humor.
“En el cine es muy relevante el gag, el dato humorístico, esos gags de sus películas, son diáfanos y comprendidos por todos. Charlot es un vagabundo con un saco elegante que le queda apretado, lo que indica que es de segunda mano, y con un pantalón grande y unos zapatos enormes, que también son de segunda mano”.
Chaplin vivió un siglo marcado por dos Guerras Mundiales, por la Gran Depresión; en su historia personal, el abandono, el hambre y las pérdidas fueron constantes. Su historia personal está presente en un personaje que, a su vez, está muy ligado a lo que estaba pasando en el mundo, al hambre, al abandono. “El cine era muy universal, sólo se necesitaba cambiar los intertítulos, y así los de Japón, de México, de Francia, podían disfrutar. Conforme se transforma el personaje, Chaplin se pone en el zapato de los autores de comedia como Moliere que, a través de la comedia, hacían una crítica social. Entonces la sociedad encontró en Charlot a una especie de héroe que le pateaba el trasero a los poderosos; fue alguien que denunció el fracaso que habría con la Depresión, con las Guerras Mundiales, denunció el nazismo cuando a nadie le importaba, cuando Henry Ford financiaba los tanques con los cuales los nazis invadían Europa”, dice Valdés.
Pero Charlot es también, en muchas de las cintas, un personaje que le permite hablar de su historia personal. José Luis Ortega Torres, subdirector de publicaciones y medios de la Cineteca, lo ve así en el caso de la película The Kid (El Chico): “El chico es leído como un alter ego del Chaplin niño, que siendo huérfano.