Revela Cándido Ochoa que su vida estuvo en riesgo como Procurador

Cándido Ochoa Rojas, secretario general de Gobierno, aceptó que durante el ejercicio de Procurador del Estado, al inicio de la actual administración en 2010, estuvo “a punto de perder la vida”, debido a los embates del crimen organizado que dejaban un saldo de 70 muertos en un mes; mientras que “ahora en el último mes no se registra ninguno”.

“Tuve mucho miedo. ¡Bastante miedo! Ahora sí, como dicen los rancheros, no podía rajarme, porque debía afrontar la responsabilidad, contando con el apoyo y la coordinación de las fuerzas federales”, refirió el funcionario.

En improvisada entrevista que se le realizó en un café de la Plaza de Armas de esta Capital potosina, Ochoa Rojas detalló que ese incidente se registró afuera de su oficina en el Centro Histórico de esta Capital, pero incidentes fortuitos lo salvaron.

“Hoy la sociedad potosina puede volver a caminar con plena seguridad en plazas y centros de nuestra entidad, toda vez que el Gobierno del Estado ha logrado recuperar la seguridad”, sostuvo.

Se le cuestionó: ¿Cuáles han sido los logros que usted ha palpado en materia de seguridad y social? A ello, refirió: “Lo más fuerte y que de ahí deriva muchísimo, es en la seguridad. Mire cómo estamos aquí en un restaurante. Mire, ando caminando. Cuando estaba en la Procuraduría en el 2010 no podía ir a un restaurante. Había pavor. Mandé a hacer una barra de concreto, porque tenía gente armada en el estacionamiento. Tenía gente infiltrada y con toda la deslealtad de algunos funcionarios. Con todo ello salimos adelante y hoy podemos pasear en las plazas. Hoy, no le digo que estamos exentos de lo mismo, pero sí tenemos un grado de seguridad que nos permite caminar en nuestras plazas”.

Se le preguntó, ¿en algún momento hubo infiltración? Y respondió: “Cuando llegamos, el Estado estaba en manos del hampa. ¡Estaba terrible! No había una certeza de que a los colaboradores o a los policías les tuviéramos confianza. Creamos la figura del ‘Halcón’, precisamente por ello (la desconfianza), que se pensaba que era un tema de los medios. Pero no, era fugar información sobre a dónde se mueven los directores (de gobierno), los policías estaban… Nosotros en algún momento pensamos dar de baja a toda la corporación. ¡A todos los policías!, porque estaban rebasados. Sin embargo, no había dinero para indemnizarlos y empezamos a recuperarnos y logramos recuperar a los policías, como al 80 por ciento.

Estaban infiltrados, pero no en lo absoluto a los que eran los directivos. A veces, en vez de salir por el delincuente, salían para el otro lado. Estaban rebasados, estaban intimidados, había una serie de factores que hacían que no se atacara a la delincuencia. Hoy tenemos registro de cada evento (delictivo) que ocurre en el Estado”.

Y añadió:  “Tuve mucho miedo. ¡Bastante miedo! Pero no podía… ahora sí, como dicen los rancheros, no podía rajarme. En esos días nadie quería ser Procurador. Y le digo, invité a muchos colaboradores y no quisieron. Hoy se antoja atractivo. Pero por supuesto que tuve mucho miedo, pero nunca di un paso atrás, siempre adelante y siempre fortaleciéndonos con las autoridades federales, que fueron quienes nos ayudaron a erradicar a los grupos delictivos”.

Respecto a qué zona era más peligrosa, si el centro o la huasteca, dijo: “En los dos lados era igual de peligroso, adentro o afuera, igual de peligroso. Y ya cuando comenzamos a sacudir, a sacudir, a sacudir…, fue firmeza. Es que era o les pegas o te pegan… Bueno tuve dos incidentes donde estuve a punto de morir a manos de delincuentes. Nunca lo dije, pero tengo unos videos y audios donde una gente veía que otra gente me estaba apuntando con un arma, afuera, saliendo de la Procuraduría, y cosa del destino se atravesaron dos autos y eso evitó que me dispararan. Eso está documentado. De ahí en fuera no tuve otro… Ni un ofrecimiento, ninguna amenaza”.

Agregó: “Hoy podemos decir que la inseguridad la tenemos disminuida. La hemos erradicado. La hemos bajado en un 60 por ciento. Al abatir los índices delictivos, aumenta la seguridad. Por consecuencia, la inseguridad desaparece. Hoy por ejemplo, este mes no ha habido ni un solo homicidio vinculado al crimen organizado, ni uno; y hubo ocasiones en que se registraron 70 casos en 2010. A ese grado estuvimos. Hubo ocasiones en que había 270 avistamientos de gente armada, hoy en todo el año van cuatro en toda la geografía estatal, y antes eran por mes. Así estaban los índices delictivos en ese entonces. Claro que con un solo evento que haya, claro que eso nos altera. Pero además nos ocupa de irlo a combatir; eso sí, no hay espacio para la simulación. Aunque tengamos miedo nunca simularemos el combate, tanto a la delincuencia como a la pobreza, porque van de la mano esos dos factores. Si no prevenimos, si no generamos fuentes de trabajo a las personas, a los muchachos fuentes de distracción, entonces ¿qué hacen?, van a drogarse y agreden. Entonces van de la mano varias cosas”.

El secretario general de Gobierno aseguró que para remontar los índices de seguridad el gobernador del Estado lideró reuniones constantes de revisiones y análisis. “Fue un seguimiento permanente y esto fue lo que nos llevó a esta situación al grado, insisto, de que muchas personas ya regresaron a vivir al Estado. Las plazas, las calles los ranchos empiezan otra vez a prosperar, habían quedado abandonados. Y ahí vamos, esta es una lucha constante, no podemos cantar victoria”.

Al ser cuestionado, si al haber salvado su vida, la habría salvado un candidato al gobierno del Estado en 2015, estalló en risas. “Yo no me considero candidato”.

-¿Bueno, un aspirante?, se insistió-. Y contestó: “No, ¡Me salvé yo! Nada más”.

Más adelante aseguró que no tiene interés en participar en la contienda electoral, porque pretende concluir su compromiso en la administración estatal actual.

Agregó que el Estado no ha registrado ninguna anomalía ante la efervescencia para la elección de candidatos en los partidos políticos; y dijo que espera un proceso tranquilo.

“Será de pelea, pero bien, sin cuestiones de sangre”, concluyó Cándido Ochoa Rojas en la prolongada entrevista que le hicieron algunos periodistas de esta Capital potosina sobre una mesa de café.