Honran en Arquidiócesis a Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas

La Iglesia católica, en San Luis Potosí, en México y el mundo, honró la memoria de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y considerado como el más importante expulsor de demonios de la historia, después del propio Jesucristo.
Desde el altar mayor de Catedral, el rector del templo mayor de San Luis Potosí, don Antonio Torres Herrera, encabezó el mediodía de ayer la eucaristía en la que se procedió a la tradicional bendición del agua y de las medallas de San Ignacio de Loyola.
La feligresía, en el marco de esta antiquísima tradición, se dio cita en el templo para bendecir el agua acarreada en recipientes diversos, desde pequeñas botellas, hasta cubetas y garrafones. Ante el cúmulo de la demanda, los sacerdotes de Catedral decidieron evitar los amontona-mientos frente al altar mayor e instruyeron a los feligreses para que se formaran ante las puertas de salida donde, empleando medallas de San Ignacio previamente bendecidas, se santificaría el agua.
Paralelamente, el fenómeno se registraba en todos los templos, en las parroquias y capellanías de la circunscripción de la arquidiócesis de San Luis Potosí, y en las diócesis de Ciudad Valles y Matehuala.
Se explicó que Ignacio de Loyola, ordenado Sacerdote en el año de 1540 por el Papa Pablo III, dedicó su esfuerzo y vida a la expulsión de los demonios del cuerpo mediante la purificación con agua bendita.
Es reconocido como uno de los más importantes exorcis-tas de la Iglesia Católica, después de Jesucristo quien, según os pasajes bíblicos, combatió a los demonios que invadieron, a muchas personas.
Ignacio de Loyola tuvo una vida mundana, se incorporó a la milicia donde casi pierde la vida al estallar sobre su pierna una bala de cañón. Ahí comienza a meditar sobre su vocación de servicio y se incorpora a la Iglesia Católica, tras vivir como ermitaño. Realiza estudios superiores en las universidades de Barcelona, Salamanca y París, antes de ser ordenado sacerdote; como sacerdote toma la responsabilidad de exorcizar los demonios del cuerpo de múltiples feligreses por medio de la aplicación de agua bendita, con oraciones especiales y exhortos.