Soluciones para las personas que se sienten insatisfechas

Desorientadas, desenamoradas, en crisis existenciales, con necesidad de perdonar y con ganas de sentirse mejor con ellas mismas. Así llegan cada vez más personas a los gabinetes profesionales según la psicóloga, psicoterapeuta y antropóloga Julieta París.
Según esta experta, la insatisfacción puede ocurrir en cualquier momento de la vida y no se relaciona necesariamente con una ruptura sentimental o la pérdida de un ser querido.
Julieta París define la insatisfacción vital como “estar a disgusto en nuestra vida, con lo que somos y tenemos, aunque no necesariamente en ese orden, porque vivimos en una sociedad que parece primar el tener sobre el ser, y eso conduce a sentirse insatisfecho”.
“Lo primero que le diría a una persona desorientada es: ¡ven, siéntate y descansa! Después, le hablaría de los derviches sufíes, que bailan durante horas girando sobre sí mismos sin marearse, caerse ni desorientarse, porque dan vueltas y vueltas manteniendo siempre la atención en un punto de su cuerpo, normalmente un dedo, que elevan sobre su cabeza”, señala.
“Le propondría que encontrase un único punto de su ser, de su vida, por ejemplo un deseo, un sueño o un objetivo, y que centrase su atención solo en este punto, para poder encontrar su orientación vital”, recomienda París.
Según la psicóloga, las crisis suponen una gran ocasión de crecimiento, ya que “son situaciones que entrañan el riesgo de perdernos a nosotros mismos, pero sobre todo brindan la oportunidad de aprender cosas de nosotros mismos que quizás no éramos capaces de imaginar”.
“Si alguien necesita perdonar ya tiene mucho camino realizado. El problema viene cuando alguien que necesita perdonar no lo siente así, o no se lo permite. Perdonar es liberarse y lo más importante es que libera a quien perdona”, según la psicóloga.
Para París hay que revisar el concepto de perdón, que tiene todavía unas interesantes acepciones religiosas y enseñar a la gente que puede perdonar y no olvidar, y que eso no es rencor. “Observo a mucha gente que no termina de perdonar porque se siente incapaz de olvidar lo que pasó. Cuando le enseño que pueden perdonar, recordar y ‘soltar’ la situación pasada, todo al mismo tiempo, el bienestar nace en ellos”, indica.
“Cuando alguien tiene ganas de sentirse mejor consigo mismo le doy la bienvenida al resto de su vida y le enseño a cuidarse física y emocionalmente, y también a tomar contacto con su dimensión más profunda, más ‘transpersonal’, es decir más allá de sí misma, la que conecta con lo qué es y con lo que siente, es decir, con una búsqueda más profunda”, señala.
“Si tomamos la insatisfacción como un momento importantísimo y trascendente, pero de tiempo limitado y lleno de oportunidades de crecimiento, nos facilitará la entrada del bienestar a nuestra vida.
El bienestar no es un fin, sino un proceso continuado que hace que nos sintamos serenos, en paz”, concluye la experta.