El amor en tiempos de los smartphones

Desde que los smatphones llegaron, la vida amorosa de sus usuarios es más sencilla. Y es que desde hace unos meses ya no es necesario salir de casa, ir a sitios de moda o pasar horas frente al espejo para logra el look ideal para conquistar. Ahora sólo necesitas Tinder, una aplicación para tu celular.
Tinder, quien ya cuenta con más de 15 billones de perfiles en el mundo, se ha vuelto un aliado para aquellos que están buscando a su media naranja o para los que sólo quieren encuentros ocasionales y sin compromiso. Sin embargo, la app no sólo funciona o aplica para personas solteras, también para los interesados en hacer nuevos amigos.
El primer paso es bajarlo de manera gratuita y darte de alta a través de Facebook. En la aplicación debes definir tus preferencias en la sección de “Ajustes”: si te interesa conocer hombres o mujeres, rango de edad y a cuántos kilómetros a la redonda se encuentren.
Una vez capturada esta información, Tinder te presentará perfiles de acuerdo a tus preferencias, se te mostrará el nombre y edad del prospecto, cuántos amigos y “likes” tienen en común en Facebook, además de hasta seis fotos.
Lo único que tú tienes que hacer es definir si te gustan o no (dando clic sobre el “corazón” o “tache”) los prospectos que te aparecen. Si a ti “no te gusta” alguien a quien sí le gustaste, no recibirás ningún mensaje de su parte, y esa persona no te volverá a aparecer como opción.
Por el contrario, en caso de que te guste una persona y el interés sea recíproco, la aplicación en automático les abrirá un chat anunciando que han creado un “match”, así podrán empezar una conversación si así lo desean.
En Milenio nos dimos a la tarea de conocer algunas de las historias que hay detrás del “match”.
Hay tipos que piensan que por pagar tu entrada a un lugar al que él te invitó, es un ‘sí’ a lo que quiera: Angélica
Angélica es editora web y conoció Tinder por su roomie. Hasta el momento, la joven de 30 años ha salido con cuatro chicos, pero no ha iniciado ninguna relación seria. “No recuerdo en qué momento comencé a intercambiar mensajes con el primero”, dice. Eso fue durante una semana, hasta que él propuso que se cocieran. “Desde el inicio reconocimos que nos gustábamos para tener sexo, me pidió que lo agregara a Facebook, por supuesto que no lo hice. Finalmente nos conocimos, llegamos al mismo tiempo al lugar y muy cool el tipo: 39 años, guapito, olía rico. Tomamos un trago, platicamos y fue directo ‘te invito otro, pero en mi casa’”. Ella accedió, fueron un rato y no lo volvió a ver ni a saber nada de él.
Angélica está consiente que Tinder no le ha funcionado para nada formal, pero ha disfrutado desde tomar vino, escuchar música rara, hasta ver la cara del tipo al que le dices «no» y que piensa que por pagar tu entrada a un lugar al que él te invitó, es un ‘sí’ a lo que quiera.
Me desconcertaba que siempre convertía todos los temas de conversación en sexo: Eduardo
La primera vez que Eduardo utilizó la app le aparecieron muchas mujeres guapas. “Una tras otra, pintaba bien”. Habló con varias, pero lo que normalmente pasaba, continúa, es que las conversaciones, siempre un poco forzadas, languidecían y se dejaban de hablar. Se citó con una de esas “amiguitas” nuevas, que resultó ser más guapa que en sus fotos, en un bar de la Condesa. El matemático de 27 años pensaba que se sobreentendía que era un asunto casual, pero a los pocos días la historia tenía otro aire y comenzó a mandarle mensajes todo el tiempo hasta que él dejo de contestar y ella se cansó de insistir.
Pasaron muchos antes de que volviera a usar la aplicación. Salió con otra, pero resultó un desastre.” Ella no se parecía en lo más mínimo a sus fotos, que eran impresionantes, y además no me caía bien”. La tercera y última chica de Tinder fue más interesante. “Para variar empezó con guarradas desde el principio. Me contó que su estilo de vida dependía en buena medida de Tinder desde hacía meses. Decía que era una gran aplicación para no perder el tiempo. Su franqueza era refrescante, aunque me desconcertaba que siempre convertía todos los temas de conversación en sexo, lo cual me parecía un exceso”.
Lo padre de Tinder es que no te basas sólo en lo físico: Odiseo
Odiseo es de San Luis Potosí y lleva medio año en el Distrito Federal. Tinder llegó a su smartphone debido a una pelea que tuvo con su pareja. “Nos mandamos a la chingada, y en los días posteriores me puse a buscar en internet si había alguna red social o aplicación para conocer mujeres. La verdad es que se vuelve adictivo porque puedes ver chavas bien buenas”.