Pide Iglesia abandonar sentimientos de culpa a padres de homosexuales

A los padres de hijos homosexuales llamó la Iglesia Católica Potosina a abandonar sentimientos de culpa y procurarles respaldo, cariño, amor y respeto.

A través del vocero diocesano, Juan Jesús Priego Rivera, se abordó también un amplio abanico de problemas que afectan la conducta, el estilo de vida y la conciencia moral de los niños y de los jóvenes: el alcoholismo, las adicciones, el suicidio, que se ha establecido incluso entre las primeras causas de muerte de los jóvenes.

Priego Rivera llamó a volver la vista al interior de la familia para revisar el papel de sus integrantes: los padres y los hijos, en el marco de la fenomenología conductual-cultural contemporánea que proporciona indicadores alarmantes, como es el caso la creciente afición al alcohol entre las mujeres; sobre el suicidio como la primera causa de muerte entre los jóvenes.

“Esto significa –dijo—que no les estamos ofreciendo una sociedad en la medida de sus anhelos y que, también, (al interior de la familia) hay algo que no está funcionando.”

“El padre y la madre –dijo–, tienen una función primordial en la educación de los hijos: el padre es aquel que encarna la disciplina, el trabajo, el peligro y es aquel que si vas manejando junto a él en una calle solitaria te permite aumentar la velocidad. La mamá nunca haría eso, porque le da miedo. La mamá, en cambio, encarna la ternura, la protección, el abrazo. Necesitamos de un padre y de una madre.”
Y en este sentido apuntó:

“Necesitamos de un padre para que nos mande a la guerra, y de una madre para que nos cure las heridas. Así es como Dios hizo la familia… ¿Qué pasa ahora? Siento que las bases de la familia están siendo afectadas, quien haya leído a Erik Fromm, El Arte de Amar, en el que aborda en una descripción, los roles de los padres, el padre que ama a sus hijos con la misma intensidad de la madre, pero que lo expresa de manera distinta; la madre no pone condiciones y ella reconoce a su hijo por encima de todo, así sea un delincuente y un bribón; en cambio el papá dice: “Si no llegas del antro a la una de la mañana, no te abro la puerta” y lo cumple, el papá se duerme y la mamá no, está ahí, se desvela, se preocupa y si a las cinco de la mañana no ha llegado, está ahí, espiando, esperando. Necesitamos de esos dos amores, sin los cuales el desarrollo de una persona no va a ser nunca pleno.”

En ese sentido, la postura Iglesia respecto de la eventual adopción de parejas homosexuales, indicó que se sostiene, en contra, al concebir a la familia como fuente de vida y semillero social, aunque no rechaza a la comunidad homosexual, pero destacando que la unión de convivencia no es apta para la adopción y por la inestabilidad de las uniones de convivencia cuyo promedio de duración es de sólo 1.8 años, de acuerdo con estudios realizados por el sociólogo Mark Regnerus, de la Universidad de Texas.

“La Iglesia respeta y ofrece muestras de cariño a todas las personas por igual, en independencia de su orientación y preferencia sexual”, dijo. Pidió a la comunidad homosexual no sentirse ni agredida, ni excluida de la Iglesia.

A los padres de hijos homosexuales: Que no se sientan culpables, responsables de una situación que no está en sus manos, que no ven esta conducta como una tragedia; no hay un gen de la homosexualidad, sino una serie de factores que aún no se conocen del todo, por lo tanto “hay que ver en ellos, a hijos muy queridos de Dios. Él ya lo sabía y creo a estas personas”.

¿Les pide la Iglesia a los padres de hijos homosexuales que no los dejen de querer, que los amen?, se le preguntó.
“Que los amen, que los quieran profundamente, porque Dios les ama profundamente”, concluyó Juan Jesús Priego Rivera.